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Su papel en la historia de México, especialmente en lo que hoy conocemos como Puebla y Tlaxcala, y en el desarrollo de la charrería.
A los 72 años ingresó a la Orden Franciscana como hermano lego, en cuyo seno murió hacia 1600 en Puebla. Fue beatificado por el Papa Pío VI en 1789 como un ejemplo de una vida que combinó el trabajo y la espiritualidad.
Se le atribuyen varios milagros, tanto en vida como después de su muerte, lo que aumentó su veneración, en especial por los charros de Puebla.
La charrería, considerada el deporte nacional de México, tiene en Sebastián de Aparicio a una figura que une la tradición ecuestre con la fe católica, reflejando la importancia histórica de ambos elementos en la cultura mexicana.
Oh Dios, que concediste a tu siervo Sebastián de Aparicio
la gracia de servirte con humildad y dedicación,
tanto en el trabajo manual como en la vida religiosa.
Te pedimos que, por su intercesión,
nos concedas la gracia de seguir su ejemplo
de laboriosidad, honestidad y piedad.
Que su vida de servicio nos inspire
a trabajar diligentemente en nuestras tareas diarias,
y a encontrar en ellas un camino hacia la santidad.
Por los méritos de Sebastián de Aparicio,
te rogamos nos concedas la gracia que te pedimos
(mencionar la petición)
si es para tu mayor gloria y el bien de nuestras almas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Beato Sebastián de Aparicio, ruega por nosotros.