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La enseñanza central es la paciencia, la confianza en la justicia divina y el evitar responder al mal con mal.
"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor."
*Señor, tú conoces mi corazón y los sentimientos que en este momento me dominan. Siento dolor, enojo y deseos de venganza, pero sé que estos sentimientos no vienen de ti. Te pido que me ayudes a encontrar paz y serenidad. Enséñame a confiar en tu justicia y a dejar de lado el rencor que me consume.
Dame la fuerza para perdonar, así como tú me has perdonado a mí. Libera mi corazón de este peso y llénalo con tu amor, para que pueda actuar con compasión, incluso cuando me siento herido/a. Guía mis pensamientos y mis acciones, para que siempre reflejen tu voluntad y tu misericordia.
Confío en que tú harás justicia en tu tiempo perfecto. Mientras tanto, ayúdame a descansar en tu paz, sabiendo que tú eres mi refugio y mi defensor. En el nombre de Jesús, amén.*
Rezar esta oración con sinceridad te puede ayudar a soltar esos sentimientos y confiar en que Dios obrará en la situación.