FIESTA EL 27 DE DICIEMBRE
Oración a San Juan Evangelista
Murió por el año 96, después de haber sido arrojado a una caldera de aceite hirviendo
Foto: (X)
San Juan Evangelista era hijo de Zebedeo y de María la de Salomé, llamado por Jesús como hijo del trueno fue uno de los apóstoles escogidos para llevar su palabra al resto del mundo.
Escribió cinco libros del nuevo testamento: El cuarto Evangelio, tras cartas y el único libro profético, el Apocalipsis.
La primera llamada de Jesús la recibió San Juan: "Ven y verás". Estas palabras le quedaron tan grabadas que cuando escribía su Evangelio, aún recordaba la hora, "eran como las cuatro de la tarde cuando el Maestro me llamó".
Lee también: La poderosa oración a San Esteban para peticiones urgentes
Juan fue el único en serle fiel a Jesús hasta el momento de la Cruz. Mientras que, los demás lo abandonaron, vendieron o negaron, San Juan Evangelista le acompañó en los últimos momentos y como premio recibió a María como madre suya.
Sus últimos años de vida los pasó con Efeso y Patmos, y desde allí parece ser que escribió sus tres Cartas y el Apocalipsis. Él era el sostén de aquella naciente y floreciente Iglesia.
San Juan fue misionero, predicador de la Palabra de Dios, pero sobre todo "escritor" profundo del mensaje del Maestro. Murió por el año 96, después de haber sido arrojado a una caldera de aceite hirviendo. Con su muerte se concluyó la revelación en el Nuevo Testamento.
Foto: (X)
ORACIÓN A SAN JUAN EVANGELISTA
Glorioso san Juan Evangelista, a vos acudimos,
llenos de confianza en vuestra intercesión.
Nos sentimos atraídos a vos con una especial devoción
y sabemos que nuestras súplicas serán
más agradables a Dios nuestro Señor, si vos,
que tan amado sois de Él, se las presentáis.
Vuestra caridad, reflejo admirable de la de Dios,
os inclina a socorrer toda miseria, a consolar toda pena
y a complacer todo deseo y necesidad,
si ello ha de ser provechoso para nuestra alma.
Mirad, pues, nuestra necesidad de conocer al Maestro,
tú que estuviste cerca de Él.
Mira nuestros trabajos y necesidades,
nuestros buenos deseos,
y alcanzadnos que aseguremos cada día más
nuestro conocimiento del evangelio
del que tu fuiste un testigo privilegiado.