¿Por qué hay que ir a Misa todos los domingos?

Asistir a Misa los domingos es un mandamiento divino. El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda que “el domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa”.

La asistencia a la Misa es una práctica con raíces en los primeros tiempos del cristianismo. San Justino Mártir, en su Primera Apología (hacia el año 155 d.C.), describe: "El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades o en los campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los Recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas" (Primera Apología, 67).

La Misa dominical se considera una celebración de la Resurrección de Cristo. El  Papa Benedicto XVI explica en su libro "El espíritu de la liturgia": "El domingo es el día de la resurrección, el primer día de la nueva creación, y por eso es también el día de la adoración cristiana".

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Con el paso de los años y la natural evolución del rito, la asistencia a la misa a sido descrita como una benéfica expresión de comunidad en la fe, que incluso tiene una función social, la de generar mayores niveles de bienestar psicológico e incluso físico.

Pero lo más importante es que la Misa es la celebración central de la Eucaristía, momento en el que la Iglesia celebra su propia existencia en el cuerpo de Cristo.