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Los hechos empeoraron cuando el presidente Plutarco Elías Calles obtuvo el poder, era ateo, masón y severamente anticatólico. Él implementó reglas contenidas en la Constitución de 1917 y forzó a los trabajadores públicos a elegir entre sus puestos de trabajo y su fe.
Un ejemplo de entrega en fechas de la revolución, fueron los 25 muertos por seguir en la profesión de su fe, a pesar de la situación.
Según la literatura, del número de fallecidos por actos creyentes, veintidós eran sacerdotes y tres laicos (independientes de cualquier organización religiosa).
El nombre del padre Cristóbal Magallanes, fue uno de los que más resonó, gracias a sus actos. Después del cierre de un seminario en Guadalajara, que él había fundado, en la parroquia a la cual servía, para la formación de futuros sacerdotes, pero al estallar el levantamiento cristero, se distanció del uso de las armas.
El sacerdote escribió un artículo, donde pidió que se utilizara la palabra como arma. Los soldados del gobierno lo detuvieron el 21 de mayo de 1927 y un general lo encontró culpable solo por ejercer lo de Dios y lo fusilaron cuatro días después a su aprehensión.
Un mártir es una persona que murió y sufrió graves padecimientos en honra y defensa de su fe o convicción.
Regularmente suele llamárseles así, solo a los creyentes de la fe católica.

(Imagen: Especiales)