Más Información
Acompañada por sus doncellas, la joven Úrsula fue recibida por el Papa Siricio, quien la bendijo y la invitó a ser predicadora del Evangelio.
Una vez consagrada por el Sumo Pontífice, regresó a su natal Colonia, sin embargo, ella y sus compañeras cayeron en manos de los hunos, quienes se habían apoderado del territorio germano; eran lidereados por Atila, famoso por su crueldad para gobernar.
Al ver la belleza de las jóvenes, Atila y sus hombres quisieron poseerlas, sin embargo, Úrsula y sus doncellas resistieron y prefirieron morir por amor a Dios y a su fe, antes de ser ultrajadas por este pueblo bárbaro. Ante esto fueron condenadas a muerte.
En el lugar del martirio, Clematius, un ciudadano de rango senatorial que vivía en Colonia erigió una basílica dedicada a las "once mil vírgenes", entre ellas Úrsula. En la inscripción de dedicación de este edificio se nombra a las otras doncellas Aurelia, Brítula, Cordola, Cunegonda, Cunera, Pinnosa, Saturnina, Paladia y Odialia de Britannia.
Esto dio paso a la mítica historia de estas célebres vírgenes de Colonia que están sujetas a discusión porque parece increíble que tantas mujeres la acompañaran en su misión.
La idea errónea de que las compañeras de martirio de Úrsula fuesen 11 mil surge en un documento datado en el año 922 que se conserva en un monasterio cerca de Colonia, donde se hace referencia a la historia de Santa Úrsula y sus compañeras.
Durante siglos esta confusión se extendió sin que nadie la pusiera en duda, dando lugar así a la leyenda de las "11 mil vírgenes"y aunque en la Edad Media surgió un importante culto alrededor de la figura de Santa Úrsula, la Iglesia nunca la canonizó oficialmente. Incluso Hildegarda de Bingen, una santa abadesa benedictina y polímata alemana, compuso muchos cantos en su honor.
Otra de las muestras de su divinidad fue que su imagen fue comparada con la de la diosa germana Freyja, que protegía a las doncellas vírgenes y las recibía en el ultramundo si fallecían sin haberse casado.
Una obra de arte muy famosa inspirada en Santa Úrsula fue hecha entre 1490 y 1496, por el pintor Vittore Carpaccio quien realizó un ciclo completo de frescos sobre la leyenda de esta mártir y virgen, que se encuentra actualmente en Venecia.