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En este texto se relata cómo una mujer de nombre Berenice observa entre la multitud a Jesús cargando la cruz mientras era golpeado por los soldados romanos e insultado por la multitud.
Fue en ese momento que tomo una tela que traía entre su ropa y al ver que el Mesías cae, se abre paso para limpiar el sudor y la sangre que manchaban su cara.
Posterior a esto los soldados la retiran para continuar con su camino, pero para su sorpresa, al abrir la tela, descubre que en ella quedó impreso el divino rostro del Cristo.
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Foto: (X)
Desde ese momento y hasta su muerte esta mujer fue conocida como Verónica, nombre que hace alusión al milagro ya que esta palabra proveniente del latín significa “vera icon” o “verdadero icono”.
Lo que se sabe de Verónica es que nació en Cesárea de Filipo y que vivió en Jerusalén, donde ocurrió el milagro. Posteriormente se muda a Roma llevándose la reliquia que poco antes de su muerte le entregó al Papa Clemente I, cuarto pontífice en la historia de la iglesia cristiana primitiva, quien la resguardó.
De acuerdo con algunos relatos, Verónica se casó con un hombre llamado Zaqueo, un publicano de Jericó, mencionado en el Evangelio de Lucas. La pareja vivió primero en Roma y luego en Francia donde pasaron sus últimos días.
Verónica no solo es Santa Patrona de los fotógrafos, también lo es de las hiladoras y las lavanderas.