SALVADOR OBDIFRED
23 años de agonía: “El Pirata” y la agobiante realidad de un sistema judicial fallido
Lo que parecía un crimen más, organizado y ejecutado por quienes tenían experiencia en este tipo de asaltos, terminó como una pesadilla
(Foto: Especial)
Salvador Obdifred lleva más de dos década en prisión, luego de ser acusado por un robo que se llevó a cabo en el estado de Quintana Roo
El principio de justicia “pronto y expedita” tiene algunas excepciones que, más que marcar la regla, ejemplifican las deficiencias de un Estado incapaz de hacer su parte del trabajo.
El caso de Salvador Obdifred, mejor conocido como “El Pirata”, refleja la cruda realidad de un hombre que ha pasado más de dos décadas en prisión sin una sentencia definitiva.
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Acusado de robo y de ser parte de un asalto planificado junto con los custodios de una empresa de protección de valores, durante el trayecto en ferry de Cozumel a Playa del Carmen, en Quintana Roo, el caso de este taxista campechano ha tenido giros inesperados, incluida la muerte de uno de los custodios, lo que lo llevó a enfrentar un proceso mucho más complicado de lo que se imaginaba.
El plan del atraco parecía simple. El 31 de mayo de 1999, Obdifred y su grupo, siguiendo las instrucciones de un custodio involucrado en el robo, tenían previsto neutralizar a la tripulación del ferry, a los guardias de seguridad y arrojarlos al mar con chalecos salvavidas, para que pareciera un accidente.
(Foto: Especial)
Sin embargo, la tragedia sobrevino cuando uno de ellos fue hallado muerto, lo que cambió por completo la dinámica del caso. Obdifred, con 33 años en ese momento, vio su vida dando un giro irreversible.
La muerte del custodio, la investigación subsiguiente y la presión de las autoridades para encontrar a los responsables lo llevaron a ser señalado como uno de los principales culpables.
A pesar de que el caso fue arreglado por otros participantes y que la muerte no formaba parte del plan original, Obdifred fue detenido en 2001, tras haberse escondido en varias ciudades de la República Mexicana durante meses.
Lo que parecía un crimen más, organizado y ejecutado por quienes tenían experiencia en este tipo de asaltos, terminó como una pesadilla.
A lo largo de 23 años, Obdifred ha enfrentado la dilación de su proceso judicial, parte de un sistema que parece olvidar a los que están atrapados en su red. Sin una sentencia, ha visto cómo la vida sigue su curso mientras él permanece entre rejas, alejado de su familia, sus tres hijas, su esposa y su madre.
A pesar de esto, mantiene un sentido de responsabilidad. Ha aceptado sus errores, reconoce haber participado en el delito, aunque insiste en que se trata de un delito culposo, no doloso.
La incertidumbre y el aislamiento que han marcado su vida en prisión ha sido el castigo más doloroso, no el legal.
“No se le puede llamar vida cuando vives en la incertidumbre, en el miedo”, reflexiona en su charla con Saskia Niño de Rivera desde su aislamiento en un cárcel de Cancún, consciente de que la reinserción social es más una ilusión que una realidad en México.
El caso de Obdifred pone en evidencia las fallas del Sistema Judicial mexicano, donde la justicia parece inalcanzable para muchos. Ha sido testigo de cómo las personas con poder pueden influir en los procesos judiciales, mientras que aquellos sin recursos, como él, deben enfrentarse a un sistema que no suele proteger sus derechos.
Su defensa ha sido complicada, y la falta de avances en el Protocolo de Estambul solo ha añadido más trabas a su camino hacia una resolución.
Es, tristemente, el “pirata” con más tiempo en proceso en México: 23 años. Y contando.