La sentencia de Mario Sáenz: ¿Justicia o error judicial en el caso de Victoria?

Desde que tenía 13 años, la vida de Mario Sáenz estuvo ligada a su pasión por el skateboarding en las calles de la Ciudad de México.

Criado en una familia de clase media, pronto destacó en el mundo del skate, deporte que le prometía no solo una carrera, sino una vida fuera de lo común. 

Su talento y su dedicación lo catapultaron más allá de su barrio. Fue distinguido con patrocinios de grandes marcas, lo que le permitió abrir varias tiendas de skate en el país.

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Con 29 años, en la cúspide de su carrera y a punto de alcanzar el sueño olímpico, una tragedia marcó su vida: el 2 de septiembre de 2017, su amiga Victoria de tan solo 23 años fue encontrada sin vida en un hotel ubicado en la alcaldía Tlalpan.

Las circunstancias de su asesinato, rodeado de violencia, apuntaron a Mario como el principal sospechoso debido a que mantenían una relación cercana, pero sin ser pareja.

Mario señala que mientras conducía de regreso a su casa, después de cenar con su hijo y amigos, cayó en un bache que dañó dos de las llantas de su coche. Esto lo llevó a pasar gran parte de la madrugada esperando al seguro y después en un juzgado cívico para tramitar la reparación de los daños.

Su amiga Ana lo acompañó en todo momento, según su relato.

Mario presentó estos hechos como su coartada, y señaló que en el momento en el que ocurrió el crimen de Victoria, él no estaba en el hotel donde fue encontrada sin vida.

Mario fue detenido en el funeral de Victoria. Lo liberaron horas después, pero por otros indicios, se convirtió en prófugo de la justicia durante año y medio, hasta su entrega voluntaria en marzo de 2019, cuando apareció clamando su inocencia y convencido de la fabricación de pruebas en su contra.

La batalla legal que siguió fue intensa: mientras que la entonces Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México presentaba videos que supuestamente lo situaban en el hotel del crimen, su defensa mostraba evidencia que lo ubicaba lejos del lugar.

Durante el juicio, la madre de Victoria se mantuvo firme en su convicción de la culpabilidad de Mario, mientras su defensa insistía en su inocencia desde detrás de las rejas, con fallas en la investigación identificadas y sugiriendo que el verdadero culpable estaba en libertad.

En febrero de 2022, la justicia dictaminó su futuro: pasará 45 años encarcelado y deberá reparar el daño con el pago de medio millón de pesos. Un veredicto “erróneo” para su equipo legal, que prometió apelar.

En charla con Saskia Niño de Rivera, Mario sostiene con firmeza que es inocente. Afirma que ha sido víctima de la corrupción y de un sistema judicial que, en su desesperación por resolver un caso mediático, simplemente encontró a quién culpar.

Hoy Mario está sentenciado por un crimen que, asegura, no cometió. Recluido, continúa su lucha por demostrar su inocencia y por recuperar la libertad que, dice, le fue arrebatada injustamente.