MICRÓFONOS DESDE LA CÁRCEL
Maternidad en cautiverio, Carmen tuvo a sus hijos en prisión y así es su dinámica ahora
Pasaron seis años de encierro y la opción de tener un primer hijo se transformó en la única manera para sobrevivir
(Foto: Especial)
Los dos hijos de “Carmen”, como llamaremos a esta entrevistada, no terminan de acostumbrarse a su dinámica de fin de semana. Por las mañanas, se forman en la fila para entrar a un reclusorio y poder abrazar a su papá; por la tarde, cruzan una calle para hacer otra fila en la puerta de una cárcel femenina y poder darle un beso a su madre.
El de “Carmen” es el testimonio más reciente para el pódcast Penitencia, de Saskia Niño de Rivera, y es el de una madre de dos niños, de 11 y 6, a quienes concibió en la zona de visita conyugal de algún penal femenino en la Ciudad de México.
Al saber, hace 17 años, que el juez la había sentenciado a purgar una pena de 53 años por ser la novia de un secuestrador, su vida se desplomó ante sus ojos.
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Pasaron seis años de encierro y la opción de tener un primer hijo se transformó en la única manera para sobrevivir.
“Cuando me dieron la sentencia fue un shock. No me imaginé que fueran tantos años. ‘¿Cómo le voy a hacer?’, me preguntaba, ‘¿cuándo me iré de aquí?’ Pues quién sabe. Mi vida tiene que continuar”, cuenta, ella quien prefiere vivir en el anonimato, a Saskia Niño de Rivera.
“Si no hubieran llegado mis hijos, créeme que tal vez no estuviera aquí sentada contigo. Muchas veces intenté quitarme la vida. Ellos llegaron en el momento perfecto. Son un motorcito para echarle ganas”, dice.
(Foto: Especial)
Con su primer hijo en brazos ella se dio cuenta que la cárcel no es un lugar para que un niño crezca, sin condiciones para que se dé su desarrollo personal, intelectual, físico y emocional. Sin embargo, cuando bajaron su sentencia a 25 años decidió tener otro hijo al no ver tan lejos la libertad.
“Siempre tuve mucho cuidado de no llevarlos a los dormitorios donde hay drogas, donde hay lesbianismo, siempre tuve mucho cuidado”, recuerda.
Hoy, sus dos hijos, de 11 y 6 años, viven con la abuela, la mamá de su padre, preso también, inmersos en su dinámica de niños en libertad, con el peso de tener que ir cada semana a ver a sus padres a la cárcel.
La protagonista de este episodio vive una maternidad a la distancia que le impide involucrarse en el desarrollo de sus hijos.
Ellos saben que tienen una madre, pero afuera quien manda es su abuela. “Todos los días les marco. Todos los días, dos veces al día. Y a veces ya ni quieren contestar. Ya están fastidiados. Ya no quieren venir a visitarme, están cansados de entrar y salir, de la formación, de que los revisen. Son muchos años”, cuenta resignada.
“No sé qué pasará cuando, en unas semanas, salga por esa puerta y vaya por ellos a casa de mi suegra. Va a ser difícil para ellos y para mí. Son 17 años de estar en reclusión y ellos ya están acostumbrados a mi suegra”, reflexiona ante los cuestionamientos de Saskia.
“Me da miedo salir y que no se quieran ir conmigo. No sé qué haría. Pero lo cierto es que no los conozco al 100% ni ellos a mí”, dice con incertidumbre ‘Carmen’.