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En marzo de 1989, Aldrete tenía 23 años y su vida giraba alrededor de un hombre, un cubano-americano que trabajaba en Tamaulipas como agente de la Interpol, Adolfo de Jesús Constanzo, reconocido en ambos lados de la frontera por pertenecer a la religión santera de Palo Mayombe y hacer “trabajos” para quien lo necesitara.
Un año antes, en 1987 para entregar un trabajo final, Aldrete intentaba investigar acerca de la santería como estudiante de Antropología Social, saber si realmente existía, pero se involucró tanto que para 1988 se convirtió en ahijada y aprendiz de Constanzo, quien le enseñó a “preparar trabajos”.
La historia que se contó y se cuenta en los medios es que Aldrete, como parte de “un trabajo”, sedujo a un estadounidense, estudiante de Medicina, Mark Kilroy, que conoció en las calles de Matamoros, un día de marzo. El joven de 21 años, andaba de parranda con sus amigos en esa ciudad y Aldrete lo habría “engatusado” para llevarlo con engaños ante su padrino, quien lo sacrificaría como parte de algún ritual santero.

(Foto: Especial)
Las autoridades texanas encendieron las alertas para buscar a Kilroy, con el respaldo de las policías del lado mexicano. Como resultado de los operativos habrían detenido a otro de los ahijados de Constanzo; su aspecto desconcertó a los policías porque portaba varios collares de chaquiras de diferentes colores que utilizaban en su religión. Fue él quien les contó acerca de la santería, seguro de que el poder de su Padrino lo salvaría. Según los agentes, confesó que había alimentado y sacrificado al estudiante de Medicina en un terreno de un rancho, el Santa Elena, en las afueras de Tamaulipas.
La historia oficial dice que en el terreno donde fueron localizados los restos de Mark Kilroy también se encontraron las osamentas de varias personas más, lo que ayudó a las autoridades a establecer responsabilidades penales contra el grupo de Constanzo, incluida Sara Aldrete.
Había 13 cuerpos que fueron plenamente identificados por las autoridades penales de Tamaulipas, 13 personas que se dijo fueron parte de sacrificios humanos. Cuenta Aldrete que el hallazgo en el Rancho Santa Elena sirvió mediáticamente para calmar las presiones que llegaban desde Estados Unidos. Sin embargo, lo que no se dijo es que el terreno donde los hallaron los restos, no pertenecía al Rancho Santa Elena y parecía más bien ser una fosa clandestina donde desaparecían cadáveres de expolicías federales, madrinas, nacomenudistas y operadores de ferrocarril. Mark Kilroy era sobrino de un jefe aduanal de EU.
Además, que si bien la santería exige sacrificios, la que ella practicaba no utilizaba ofrendas humanas, sino sacrificaba animales siempre vivos. Que si bien ella realizó varios ritos dentro de panteones, nunca se sacrificó gente viva.
—¿Te consideras inocente? —pregunta Saskia.
—Se me acusa de 13 homicidios calificados, traición, alevosía, ventaja, daños contra la salud, asociación delictuosa, profanación de cadáveres… y sí, yo estaba en panteones, iba a los panteones, hacíamos rituales dentro de la santería, y sé que no estuvo bien, ¿no?, por eso siempre he aceptado mi responsabilidad, mi grado de responsabilidad, hasta donde corresponde, siempre lo he aceptado.
Si bien muchas veces se ha cuestionado por qué Aldrete no se alejó de Adolfo de Jesús Constanzo cuando pudo, cuando ya se sabía de la investigación, ella asegura que al ver el poder sobrenatural que tenía su padrino, la hacía pensar que ella podría estar en peligro…