MASAJES LE SALVAN LA VIDA
Superación Personal: Elías Barrera y su lucha por una vida productiva tras perder la vista
Aunque la neurocisticercosis lo puso al borde de la muerte, hoy se enfoca en ser productivo para recupera su vida
(Foto: Mildred Ramos, El Gráfico)
Hace 23 años, Elías Barrera, de 45, perdió la vista a causa de neurocisticercosis. Desde entonces, ha pasado por altibajos, pero durante más de dos décadas se dedicó a prepararse profesional y académicamente.
Originario de Tlaxcala, Elías reside en la GAM y usa el transporte público para ir al Callejón de las Damas, en el Barrio Chino del Centro, donde de martes a domingo aplica masoterapias de entre 150 y 250 pesos por sesión, para ganarse la vida.
“Cuando perdí la vista fue rapidísimo, en un mes. Lo más difícil fue pensar qué iba a hacer. Me tropezaba, chocaba; en varios episodios intenté suicidarme (…) Cuando entré al Comité Nacional por Ciegos, en donde me rehabilité, me di cuenta de que no todo estaba perdido, que en realidad tenía oportunidades y, entre ellas, fue poder volver a andar en la calle y socializar”, comentó el señor Elías, diagnosticado con amaurosis bilateral en ambos ojos por neurocistisercosis.
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Desde que enfermó, estuvo hospitalizado al menos 10 veces; de ellas, cuenta, unas cuatro estuvo al borde de la muerte; “de repente me llego a sentir decaído, porque ya no es lo mismo, porque anhelo otras cosas, hay cosas que ya no puedo hacer, pero son superficiales, me enfoco en lo que tengo, en saber que soy productivo y sigo adelante, tengo muchas cosas que hacer todavía (…) mi meta es terminar la prepa, tener un trabajo estable.
“Cuando me dijeron que podía estudiar la prepa abierta, se me hizo muy interesante porque es una buena oportunidad para darle un ejemplo a mis hijos, a pesar de que yo estoy discapacitado, (y de que ellos) no encuentren el motivo para que me digan que no pueden”, expresó.
A tres materias de concluir su bachillerato, Elías, quien antes de su desgracia era trabajador de la construcción, anhela obtener su certificado de educación media superior para tener mayores posibilidades de ser considerado en un empleo fijo, y así comprar nuevos aparatos auditivos, pues los que tiene desde hace diez años, ya están averiados.