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“Me encantó porque no tengo horario de trabajo; sólo saco la cuenta y me puedo ir a casa, convivir con la familia y ver la tele.
“De hecho, cuando escuchaba el grito de guerra de mi esposa: ‘¡Tapia ya no hay pañales ni leche!’”, entonces me salía a darle duro y regresaba por la noche hasta con unos pollos rostizados y todo lo que necesitaban en casa.
“Me dio tiempo, incluso, para convivir y pasear con mi suegra: ‘Don Tapia pasa por mí para ir a llevarle a mi hija el mole de olla que tanto le gusta, o sea, a mi mujer, a quien le agradezco mucho que sea mi esposa; me obligaba a trabajar duro y, por esa razón, ya tengo mi taxi.
“Ahora salgo a recorrer la Ciudad de México de día y noche, mis hijos tienen carrera académica gracias a la administración de su mamá”, concluye.
Si deseas ver tu historia en este espacio al igual que ‘Don Tapia’, manda un correo a rrodolfo68@yahoo.com.mx