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Muchos locales amanecieron cerrados, las primeras horas del día, las unidades del transporte público eran pocas. No se suspendió pero sí eran insuficientes.
Después del mediodía, la ciudad fue tomando su ritmo.
DOLOROSO. “¡Justicia!”, “¡Justicia!”, fue el grito que predominó.
El alcalde perredista fue sepultado la tarde de ayer en un panteón privado. Chilpancingo nunca había velado y enterrado a un edil asesinado brutalmente.
Por eso, los habitantes vivieron un lunes de consternación, incertidumbre, tensión y miedo.
Toda la mañana cientos de personas no dejaron de llegar a la iglesia del barrio de Santa Cruz, donde fue velado el cadáver. A los cercanos les dijeron que el velorio fue en el templo por motivos de seguridad. La iglesia lució atiborrada todo el tiempo.
A las 14:15 de la tarde, el ataúd con el cadáver del alcalde salió de la iglesia y se escuchó un gran aplauso. El aplauso aún no se apagaba cuando comenzó el grito largo, profundo de justicia. Luego vino otro grito que lo acompañó en su camino, el de “¡presidente, presidente!”.
Eran unas 600 personas detrás del ataúd que transportaba a Arcos Catalán. Entre el llanto surgió un nuevo grito: “¡Fuera Evelyn!”, “¡Fuera Félix!”, “¡Fuera Morena!”.