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Según las primeras investigaciones, Alan, pareja de Rosa, le habría hallado en su teléfono celular mensajes sexuales con otro hombre, por lo que le reclamó.
Al verse descubierta y cansada de recibir insultos, la mujer agarró la silla y comenzó a estrellarla en la cabeza de su marido, quien terminó con la cabeza rota sobre el piso de su comedor.
Luego de notar que Alan estaba muerto, Rosa llamó a su expareja, con quien se cree que engañaba a su marido, para que le ayudara a deshacerse del cuerpo.
Minutos después, el exnovio de Rosa acudió a su domicilio y luego de que la mujer le contara lo que había ocurrido, ambos envolvieron con una cobija el cuerpo de Alan y lo sacaron a la calle.
Tras caminar algunos metros cargando el cadáver, Rosa y su cómplice abandonaron los restos de su marido en el cruce de las calles Río Missouri y Río Duero.
Creyendo que nadie los había visto, se alejaron del sitio; sin embargo, minutos más tarde, la mujer y su supuesto amante fueron detenidos tras una denuncia vecinal.