Lo han vinculado a un solo caso
'Monstruo de Ecatepec', el psicópata más mentiroso de México
Sus declaraciones, que parecieran un discurso armado, hacen dudar que en realidad Juan Carlos “N” sea un asesino serial y el responsable de la muerte de más de 20 mujeres
(Ilustración: Alfredo Peralta, El Gráfico)
Por Ricardo Ham
Las últimas semanas la aprehensión de una pareja de feminicidas en la colonia Jardines de Morelos, en Ecatepec, consiguió colarse entre los principales temas de la agenda pública; no son pocos los espacios que los medios de comunicación han destinado al caso; se consulta a especialistas y académicos acerca de los hechos, quienes ofrecen una larga lista de contradicciones e interpretaciones de la conducta de este hombre, lo que muestra lo poco preparados que estamos para enfrentar una trama de esta magnitud.
Parte de la revisión del tema se ha centrado en la posibilidad de que el caso se esté utilizando para cerrar decenas de expedientes de mujeres desaparecidas en el Estado de México; la memoria nos dicta una larga serie de sucesos en los que las autoridades de la entidad han dado carpetazos de forma similar a otros temas que también conmocionaron a la opinión pública.
¿ASESINO SERIAL?
En otro extremo, el análisis ahonda en la posibilidad de que el homicida deba o no ser considerado un asesino en serie. Las definiciones criminológicas clásicas lo colocan ahí, pues reducen al “serial killer” como un homicida de al menos tres víctimas con un periodo de enfriamiento entre cada ataque, sin motivación ni conocimiento previo de la víctima; otras enunciaciones recientes cambian la cantidad de las víctimas y las reducen a dos, mientras que otros definen al asesino en serie como el individuo que, movido por condicionamientos psicológicos, se ve impulsado de forma reiterada a atentar contra la vida de terceros.
Aún cuando el homicida entra en las consideraciones que lo ubicarían como asesino en serie, es más conveniente acercarnos a él como un auténtico psicópata, un ser frío y mentiroso compulsivo, capaz de inventar historias lineales que parecieran verdaderas.
El supuesto caníbal pareciera estar manipulando y confundiendo a sus captores; en el video donde habla de sus crímenes es clara la manera en que finge una serie de sentimientos, llora cuando tiene que hacerlo y da las respuestas que la persona que aplica el test espera recibir. Cabe mencionar que en varias ocasiones las preguntas se hacen de manera cerrada, es decir, prácticamente esperando la afirmación del interrogado, lo que hace más sencillo para el psicópata manipular y mentir.
COINCIDENCIAS
Al escuchar sus afirmaciones y las de su pareja pareciera que “estudiaron” otros casos históricos de homicidas, que ahora fingen haber vivido.
El feminicida asegura odiar a las mujeres, incluso muertas, sólo las valora como alimento para mascota; sin embargo, en otros momentos menciona haberlas comido, ¿en realidad el ego de un psicópata aceptaría comer lo mismo que un perro?
Hablando de caninos, también se puede escuchar cómo acepta ver a un perro color negro que nadie más percibe y que escucha voces que le impiden dormir, declaraciones idénticas al caso del Hijo de Sam, David Berkowits, que asesinó con arma de fuego a varias parejas, supuestamente porque un demonio encarnado en un perro color negro se lo ordenaba.
En otro momento dice que su actual pareja y cómplice es muy parecida a un antiguo amor que lo abandonó, misma historia de Ted Bundy, quien elegía a sus víctimas por el parecido a una mujer que lo dejó aún cuando estaban cerca de casarse. En la misma declaración insinúa cierto cariño hacia su pareja, pese a que el psicópata es incapaz de establecer lazos emocionales con alguna persona.
Notas periodísticas señalan que durante su infancia el asesino era obligado a vestir ropas de mujer, mismas palabras del estadounidense Henry Lee Lucas, historia a la que vuelve a hacer referencia al acusar a su madre de prostituta, al igual que la progenitora de ese asesino texano.
El feminicida también argumenta estar limpiando al mundo de la suciedad que representan las mujeres a las cuales odia, misma declaración de Raúl Marroquín, donde lo único que cambia es que el segundo se expresaba así de los homosexuales.
Juan Carlos “N” es un caso de excepción en la criminalidad en México, de ser ciertas sus historias estamos frente al mayor asesino en serie en la historia del país o bien ante uno de los psicópatas más mentirosos de la nota roja mexicana.