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Por: Tania Aguilar
El cuerpo de la señora, quien vestía un mayón rojo y un suéter gris, quedó tendido boca arriba, cerca de un gimnasio, desde donde decenas de curiosos observaban lo ocurrido.
A un costado del cadáver, quedaron también sus pertenencias: una mochila, una gorrita para el frío y su celular.
Por lo riesgoso de ese cruce, la zona parece un cementerio de personas atropelladas.
En la misma acera vehicular, hay cruces y flores, que fueron colocadas en memoria de dos personas que fueron arrolladas en el mismo perímetro.
Y es que, a pesar de que en el sitio hay un pequeño parque, hace falta luminaria, por lo que los peatones no alcanzan a observar bien la proximidad de los coches.
Además, a decir de los testigos, en esa avenida los peatones suelen ser muy irresponsables, pues, por no querer caminar hasta el cruce peatonal, se atraviesan poniendo en riesgo su vida.
A pesar de que algunos habitantes señalaron que la víctima era una mujer conocida en la zona, al sitio no llegó ningún familiar que pudiera identificar su cadáver.
Mientras autoridades resguardaban el área, vecinos le encendieron unas veladoras a la difunta.
Tras tres horas del percance, peritos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), llegaron al lugar para recabar los indicios correspondientes y hacer el levantamiento del cadáver.