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Cuando José Luis creía que había evadido a sus agresores, al ingresar a un taller de motos donde presuntamente trabajaba, recibió una ráfaga de plomo que lo hizo caer.
Tras vaciar su arma, el pistolero y su cómplice pusieron en marcha su moto y escaparon del lugar.
Al escuchar las detonaciones, otros trabajadores del taller se acercaron a la entrada del inmueble para ver que había ocurrido, encontrándose a José Luis tirado en el piso mientras se desangraba.
De inmediato solicitaron una ambulancia, por lo que, en cuestión de minutos, paramédicos y policías acudieron al lugar, donde sólo pudieron confirmar la muerte de la víctima.
Tras confirmarse su fallecimiento, policías municipales acordonaron el lugar donde quedó el cuerpo de José Luis, así como el sitio donde quedó su motocicleta, en esperade los servicios periciales.
Según trabajadores del taller, no lograron ver el ataque contra el hombre y simplemente escucharon las detonaciones que los hizo refugiarse en el interior del local.
Cuando apenas habían pasado unos minutos del ataque, un grupo de vecinos comenzaron a rodearla escena del crimen para ver qué había ocurrido, sin embargo, antes de que pudieran identificar al hombre, fueron corridos por los agentes.
Aunque no se informó cuantos balazos habría recibido la víctima, según los vecinos fueron al menos tres detonaciones las que se escucharon.
Debido a que nadie pudo o quiso dar información sobre los sujetos que persiguieron y atacaron a José Luis para asesinarlo, los agentes solicitaron a algunos habitantes las grabaciones que captaron
sus cámaras de vigilancia, para poder conocer las características de los agresores, así como su ruta de escape.
Hasta ese momento se desconocía el móvil del crimen.