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(Foto: Sergio Trejo, El Gráfico)
Y aunque lamenta que el trabajo de su padre haya sido pirateado, principalmente con la figura del “Enmascarado de Plata”, él se siente orgulloso de su legado.
La historia comenzó en los años de 1950, cuando a don Mario se le ocurrió integrar a su catálogo de figuras a los mejores luchadores de la época.
El Santo, Blue Demon, Rayo de Jalisco, Cavernario Galindo, Black Shadow, Dorrel Dixon, Karloff Lagarde, René “Copetes” Guajardo, Wolf Rubinsky y Mil Máscaras fueron inmortalizados en estas piezas que hoy son dignas de las vitrinas de un museo.
Hechos con polietileno, el material plástico se vacía en una máquina de fundición conocida como ‘changuito’, que a su vez tiene los moldes de la figura que se desea elaborar. El color rosa que presentan se debe a un pigmento añadido para dar el efecto más parecido al color carne.
(Foto: Sergio Trejo, El Gráfico)
En sus años de esplendor, la fábrica de la familia González, ubicada en la Calzada de Guadalupe, tenía un alto volumen de producción que adquirían los grandes almacenes, hoy las piezas se comercializan a través de Facebook.
Don Fernando no tiene pensado hacer una colección con estrellas de la actualidad porque su tirada es recuperar los moldes originales que se perdieron.
(Foto: Sergio Trejo, El Gráfico)