De las ‘luchas de niños’ (exhibición de alumnos) hasta los grandes recintos independientes, así fue el salto que ha dado Steven Manson en su corta carrera en los encordados.

Todo comenzó como aficionado en los eventos que el Sepulturero, quien luego sería su profesor, hacía en la extinta Arena Solidaridad de Tultitlán, Estado de México.

“Para mi familia fue raro al principio, cuando les dije que quería entrenar lucha libre. Quería saber qué se siente, mis papás pensaron que no iba a aguantar y me quedé”, dijo en entrevista esta promesa de la lucha libre mexiquense.

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Steven Manson, su nombre de batalla, surgió de la casualidad, el primer nombre se lo puso porque le gustó, el “apellido” fue en honor al rockero Marilyn Manson.

Chiste local.

Sin embargo, la gente lo ubica también con el apodo de “Papelito”, cuyo origen cuenta a continuación:

“Cuando comencé a entrenar, mis compañeros Venganza y Notorius Fly, quienes tenían palabras muy de barrio, cuando se saludaban decían ‘¡Ah , qué rollo papel!’ y cuando me saludaban a mí, me decían ‘Papelito’ y se me quedó”, dijo. 

La necesidad de darle un giro a su personaje lo orilló a cambiar los atuendos rockeros a algo más propio de la lucha libre profesional.

“Desde hace dos años busco algo distinto porque ya no me sentía cómodo, dejé de ser fan del rock y poco a poco le agregué colores y diseños a mi equipo, dejando atrás el concepto de niño rockero”.

Los cambios no son nuevos en él porque, aunque su rostro juvenil es muy conocido, en sus inicios portó dos veces una máscara, “pero la perdí, no en apuestas, sino en un lugar de comida”, relató el chamaco.