Aliados y enemigos recuerdan al Súper Muñeco como el ídolo de toda una generación

La fantástica historia del Súper Muñeco puede leerse desde varias trincheras.

Fue el emblema de un concepto que se abrió paso en una generación celosa que no permitía ‘payasadas’ sobre el ring.

También, representó la pureza y la magia que junto a la televisión, salvó a una industria que se tambaleaba, siendo un ídolo blanco que formó una nueva legión de aficionados que sostuvieron al deporte espectáculo en México.

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Y finalmente, el líder de una tercia, que con su simple nombre decía todo: El ‘Trío Fantasía’, aliado al Súper Pinocho y al Súper Ratón.

Con ellos, en especial con el Súper Pinocho, traspasó la línea profesional para intimar sin máscaras, sin idolatría, como compadres que se atrevieron incluso a reñir como luchadores para seguir vigentes. “La nuestra, fue una vida de dos vidas”, lanza el Pinocho. “Fuimos hermanos, una sola alma, la lucha libre nos juntó, mis hijos eran sus ahijados”, presume.

Una alianza poblada de emociones, golpizas, triunfos “y hasta una que otra borrachera”. No se fue el luchador, sino el ser humano, “es al que despido, mi compadre era parte de mi ser, de esas personas que te daban la camisa sin que se la pidieras”.

El tiempo, el destino, la lucha libre, los enemistó profesionalmente, pero nada tan fuerte como alejarlos en verdad. “Tuvimos diferencias luchísticas, pero nunca nos dejamos de ver y hablar”.

Pero el Muñeco no solo dejó huellas en sus compinches, lo hizo también en sus rivales, tal vez igual de fuertes. “Un gran compañero, persona y amigo. Nuestra rivalidad fue arriba del ring, pero abajo sufrimos y nos consolamos todo el tiempo”, acepta el Coco Rojo, una de sus últimas víctimas en luchas de apuesta. “Si no hubiera existido el Súper Muñeco, no hubiéramos existido nosotros”, advierte. “Fue quien abrió el camino a los personajes de fantasía, él sacrificó su físico para que llegáramos”.

EL DATO

Familia y aficionados estuvieron en el funeral de este gran payaso luchador.

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(Fotos: Especial, Eduardo Reyes)