Revelar que el feminicidio se agudizó con el neoliberalismo ha causado una gran amargura en los ideólogos de esa forma de pensar. Con presunta lucidez afirman que no es el neoliberalismo, sino el machismo el que está en el fondo de esta tragedia.

En efecto, el machismo no nació con el neoliberalismo. La dominación sexista sobre las mujeres es milenaria y ha sido alimentada por las vertientes más conservadoras que súbitamente hoy la han descubierto. 

El neoliberalismo como ideología conservadora agudizó este fenómeno. En otras palabras, al viejo machismo se agregó una violencia económica, social, política y delincuencial con nuevas modalidades en los días de la globalización neoliberal.

En el portal de Cimac, una de las organizaciones feministas de mayor trayectoria en México, encontramos un trabajo realizado en 2003 en el que se indica: “Inició el feminicidio en 1989. El aumento de la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos, comenzó a ser notorio en 1989, pero la situación se volvió inmanejable en 1993.”

Por otra parte, la derecha conservadora, empoderada con el neoliberalismo, redobló su batalla para criminalizar a las mujeres que deciden sobre su cuerpo, forzando contrarreformas en más de la mitad de los congresos locales del país. 

Ante este difícil escenario, las autoridades actuales tendrán que hacer un gran esfuerzo para combatir eficazmente, al mismo tiempo, la violencia feminicida de nuestros días y el machismo milenario. Para ello, será necesario potenciar la vocación social y asumir una perspectiva de género.