El valor en alza de las reliquias

Las reliquias son objetos pertenecientes a personas que se consideran santas. 

Se trata de piezas como la ropa, por ejemplo, pero también -y principalmente- de partes de sus cuerpos que, tras el óbito, han sido extraídas para cumplir con su función de reliquia. 

Hablamos del pelo, los huesos, las uñas y hasta la sangre o el corazón de estos personajes tocados por la divinidad. Esta costumbre es principalmente católica, pues en otros credos como el judaísmo se considera impuro todo lo relacionado con fluidos corporales como la sangre. 

Sin embargo, en casi todas las religiones se conservan sus propias reliquias. Por ejemplo, en el mundo islámico son tradicionales las reliquias relacionadas con el profeta Mahoma, como los pelos de su barba, sus dientes o su calzado. 

Por otro lado, en el caso del budismo, hay miles de cofres con las supuestas cenizas de Buda, así como algunos de sus cabellos y dientes.

Pero, ¿cuál es el origen de estas tradiciones consideradas macabras por muchos ciudadanos del racional siglo XXI? 

Las reliquias surgen porque están consideradas objetos de poder y se tiene la creencia de que protegen a aquel que las posee e incluso, que pueden obrar milagros y curaciones extraordinarias al contacto con una persona enferma. 

Este es el motivo de que se conserven con tanto celo y mimo, porque se considera, por parte de los creyentes, que los restos de un santo o sus objetos personales, pueden transmitir parte de la divinidad de estas personas a aquel que los porte y les otorgue protección. 

Así, en épocas de crisis, la humanidad siempre ha echado mano de las reliquias con el objetivo de atraer la buena suerte. 

Antaño, en épocas de sequías, pestes o hambrunas, era habitual que el pueblo saliera a las calles con las reliquias de los santos más destacados para obtener su favor y salir de aquellos difíciles trances.

Durante el año 2020, debido a la pandemia del Covid 19, se han vuelto a recuperar este tipo de tradiciones. Por ejemplo, el arzobispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, sobrevoló en helicóptero durante el pasado mes de abril la demarcación de su arquidiócesis, portando una reliquia de Juan Pablo II y bendiciendo todo el territorio con el objetivo de acabar con la pandemia. 

Así, en la práctica totalidad de las iglesias del mundo se han vuelto a exhibir y recuperar reliquias que habían caído en el olvido, pero que cobran un nuevo significado ante una situación de tanta gravedad como la pandemia del coronavirus. 

De este modo, a través de internet son más cotizados que nunca estos objetos, y se venden a miles y miles de dólares, una moda con la que hay que tener cuidado ya que, en la práctica totalidad de los casos, se trata de falsificaciones. 

Sin embargo, la Iglesia está promoviendo iniciativas a través de internet con el objetivo de aprovechar el valor en alza que tienen las reliquias en épocas de crisis. 

Un ejemplo es el de la Diócesis de Coria, en Extremadura, España. Allí conservan el mantel que, según la tradición, se usó en la mesa de Jesús de Nazaret durante la Última Cena. 

He tenido la oportunidad de contemplarlo, y se trata de una pieza fascinante y fechada por expertos del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, como contemporáneo a la época de Jesús. Después de siglos en el olvido, acaban de lanzar una página web y un canal para poder dar a conocer esta pieza única de la cristiandad.