¿Qué hacer si no tengo ganas de tener relaciones sexuales en diciembre?

La época navideña no es precisamente la más feliz para muchas personas y más allá de que sean grinchs, lo que pasa es que hay factores biológicos, sociales y culturales que afectan más a unaS personas que a otras.

Se le conoce como Trastorno Afectivo Estacional o depresión decembrina, ese estado de ánimo que ni para el sexo alcanza, al contrario se evita, porque la intimidad implica emociones y son justo estás las que están desequilibradas.

Este padecimiento se da con más facilidad cuando baja la luz del sol, es decir cuando la noche dura más que el día y el hipotálamo recibe menos esta luz que es la que nos provee de vitamina D.

Así se provocan eventos químicos que bajan el nivel de serotonina que es el neurotransmisor encargado de mantener el equilibrio del estado de ánimo, pues cuando baja mucho se presenta la depresión.

La depresión combinada con una baja de vitamina D es la fórmula perfecta para que además de no querer sexo, estemos con la sensación de que nos falta cariño o que no estemos satisfechos, de ahí que haya personas que sientan que odian la navidad y sus festejos.

Por otra parte, también tiene que ver con las malas o nulas técnicas de confrontación de las personas para solucionar problemas, en un momento en que socialmente se establece que debemos estar entrelazados afectivamente con familiares y amigos, que se debe ser feliz y agradecido.

Aquí también tiene que ver si se han tenido múltiples rupturas amorosas y si hay un patrón en todas ellas que no ha sido identificado pero se continúa reproduciendo, asimismo si hay duelos por resolver por la muerte de seres amados.

No menos importante es el factor socioeconómico que se hace muy evidente frente a la organización de fiestas, cenas y regalos, que se suman a los gastos del día a día. Y es que para muchos no tener la posibilidad de salir con todos estos gastos es entrar en un nivel de estrés y ansiedad que desemboca en eventos de mal humor, enojos y conflictos que agravan las relaciones y dejan muy en el olvido al placer sexual.

Y para acabarla, la dieta también influye. En esta época la gente tiende a aumentar su masa corporal, pero cuando cuesta mucho bajar esos kilos, algunos jamás los bajan pese que meses antes han tratado de hacer hasta lo imposible y casi morir de hambre. De esta manera se presenta un cuadro de ansiedad y angustia que desencadena el trastorno afectivo estacional.

Este trastorno debe ser tratado y requiere atención más que ser juzgado, pues muchas personas no solo comprometen su vida sexual al dejar de querer tener sexo, sus afectos y la posibilidad de relacionarse con otras personas se afecta y puede requerir de ayuda psicológica o psiquiátrica.

Se puede prevenir, no aislándose, sino tener espacios luminosos o exponiéndose al sol por lo menos 15 minutos continuos al día, evitar consumir alcohol, bajar la ingesta de azúcar y establecer horarios de sueño.