RELATOS SEXUALES
Sin máscara pero con dones, el Batman del sexo por Lulú Petite
Sin máscara pero con dones, el Batman del sexo por Lulú Petite (Foto: Unsplash)
Querido diario: A veces me preguntan si tengo clientes famosos. La neta sí.
He tenido a muchos y de todos los ámbitos, el caso es que el secreto de la puta es como el del médico, el abogado, el psicólogo y el confesor. Una profesional puede contar lo que hace en la cama, pero nunca con quién lo hace, así que yo, chitona.
Tengo un cliente desde hace años que es súper famoso. Lo atiendo desde tiempos de la agencia y, aunque no lo veo a menudo, aún llama de vez en cuando.
En su vida pública, es el más prudente y formal, pero una vez a la semana se esconde en un depa al sur de la ciudad y se transforma. ¡Es como Batman, pero con condones en lugar de máscara!
Durante esas horas, se olvida por completo de su vida pública y responsabilidades, y se convierte en una máquina sexual.
Me encanta cuando me hace el amor. A veces, me desnuda ferozmente y me tumba sobre la cama para cogerme de manera estrepitosa, abriéndome las piernas como compás y penetrándome con furia lujuriosa.
Otras veces, me coge con ternura, me observa con una mirada casi tímida y nos desnudamos con calma, entre caricias. Entonces, me bebe la boca despacio y sus manos van dibujando formas por mi piel, despacio, entre murmullos.
Entonces, baja entre mis piernas y clava su boca en mi sexo, lengüetea, me come la vulva y aprieta la carne en mis muslos hasta abrirme las piernas a todo. Mi raja se abre como flor y él sigue bebiendo de ella hasta obsequiarme un orgasmo muy intenso.
Entra en mí y me coge despacito, besándome y acariciándome deliciosamente. El tipo coge riquísimo.
Después, cuando llega el momento de regresar a la realidad, mi amigo se convierte nuevamente en la persona ocupada y famosa que todos conocemos.
Sé que esos momentos entre besos y caricias son su escape secreto, su momento de liberación y su tregua.
Hasta el jueves
Lulú Petite
Se olvida por completo de su vida pública y responsabilidades y se convierte en una máquina sexual”.