LOS LUJOS NO FALTARON
¿Sacrificios humanos? Así era la vida dentro del extinto Penal del Topo Chico en Nuevo León
(Foto: Captura de pantalla, X y Unsplash)
Lo que fuera la prisión de máxima seguridad del Topo Chico fue un lugar histórico y de misterios, no sólo para la gente de Nuevo León, sino para todo México, y es que dentro de sus muros pasaron diversas figuras del crimen, como el doctor Alfredo Balli, quien en 1959 fue ingresado al extinto penal por destazar con su instrumental médico a un joven, incluso el exfutbolista regiomontano, Jesús “Cabrito” Arellano, fue una de las figuras del futbol que estuvo dentro del lugar ya que fue acusado por presunto abuso sexual.
En la lista de visitantes distinguidos no podía faltar uno que otro funcionario público o banquero, pues Miguel Nazar Haro, quien fuera el titular de la Dirección Federal de Seguridad en tiempos del ex presidente José López Portillo, tuvo la oportunidad de pisar Topo Chico, por la desaparición de miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, así como también el banquero Jorge Lankenau Rocha, quien fuera dueño de la compañía de seguros ABA allá por 1997 y que se ganará un boleto a la prisión nuevoleonesa por fraude y evasión de impuesto.
Aunque la lista de famosos personajes es larga, eso no es lo único que definió a la prisión del Topo Chico, pues dentro del extinto centro penitenciario, que en la actualidad es un parque abandonado, llamado Libertad, salieron a la luz obscuros hechos y otros quedaron olvidados, enterrados entre los escombros.
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En diversas redes sociales ha salido a flote las condiciones en que vivían los residentes de aquel lugar, incluso en un video publicado en el año 2019 por el influencer Luisito Comunica, se pude apreciar con claridad el estado en el que se encontraban las celdas y patios del Topo Chico, donde la suciedad y desorden imperaba, botes tirados, pisos sucios e incluso gusanos retorciéndose debajo de las losetas, moscas y ratas escondidas entre colchones roídos y ropa maltratada y ni que decir de las tazas de baño, las cuales aún poseían un color café, por el rastro de materia fecal, muchas de éstas colocadas a la cabeza de una base de piedra para poner los colchones, así que lo que veía más de una persona en ese lugar al despertar era un inodoro que desprendía un fuerte y desagradable olor.
Las imágenes de la Santa Muerte predominan en el lugar, un altar en su honor tiene su propio espacio, donde sus grandes colmillos y ojos rojos provocan un gran impacto a quien la ve por primera vez, pero dicha figura no está sola, a la entrada de su altar dos perros calavera, con unos rojizos “globos oculares” la resguardan, con un gesto feroz y listos para atacar, mientras en varias celdas, la imagen de “La flaquita” está presente.
A pesar de que fuera una “prisión de máxima seguridad”, dentro del Topo Chico se gozaba de un menú especial de bebidas, entre los que destacaban: micheladas, clamato, agua mineral preparada, piña y fresa colada, licuados, frappés de diversos sabores y hasta una bebida bautizada como bomba orgásmica, la cual pudo haber contado con un excelente sabor y para los más alivianados también se encontraba la opción de hojuelas de maíz.
Para los desafortunados también había cupo en la prisión norteña, eso sí, apartados del resto de los compañeros, pues aquellos con enfermedades como tuberculosis o VIH, eran colocados en un solo cuarto, sin acceso al patio, ni a ningún otro lado, ni al sanitario, por lo cual un bote de plástico era la mejor opción ante falta de escusado, dicho bote era llevado y sacado por gente externa a esa habitación, hecho similar ocurría con los alimentos, los cuales no todos tenían la fortuna de probar, otros se quedaban con las sobras y los más fuertes hacían valer su ley.
A pesar del calvario que muchos reos vivieron en dicho centro penitenciario, no todos la pasaban mal, pues había quienes contaban con celdas limpias, buenas cobijas, colchones e incluso no falto quien tuviera su propio jacuzzi, regadera y una habitación decorada con mosaicos, digno de un buen hotel, además de la ya famosa visita conyugal, aunque eso no queda ahí, ya que de acuerdo con lo descrito por Luisito Comunica, dentro de lugar también eran ingresadas mujeres para ser prostituidas, se comercializaba droga, armas e incluso se rumoraba que gracias a la corrupción se llego a ingresar gente del exterior para ser sacrificada en extraños rituales.
No cabe duda de que la prisión del Topo Chico fue un lugar donde imperó la ley del crimen, del más fuerte o el más pudiente, convirtiéndose en una miniciudad ajena a las leyes del resto del país y que fue escenario de terribles hechos como el motín de febrero del 2016, donde se reportó la muerte de 50 reos y otros 50 heridos.
Muchas de las personas privadas de su libertad que llegaron a ser un número más dentro de la prisión del Topo Chico, actualmente están recluidas en la casi nueva Prisión de Apodaca, la cual fue inaugurada en 2019 por el ex gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez "El bronco".