¿La reinserción es posible? Esta es la historia de La Popis, secuestrador que busca el perdón

“La Popis” lleva 14 años en prisión, condenado por secuestro y robo. Formó parte de la banda de “Los Talibanes”, bautizada así por el mote de uno de sus cómplices, a quien la policía erróneamente le adjudicó ser el líder de la organización criminal, cuando en realidad quien los dirigía era un hombre preso que lo hacía desde un penal estatal.

La trayectoria delictiva de “La Popis” comenzó a temprana edad, influenciado por un entorno familiar que normalizaba la delincuencia. Admiraba a su tío, quien robaba casas, y a su padre, quien le inculcó la idea de que debía ser el “más chingón” en todo lo que hiciera, aunque ese camino lo llevó al crimen.

A los 13 años comenzó a robar pequeños objetos para comprar alcohol y drogas, y a los 19 cometió su primer secuestro.

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Durante su adolescencia, su familia, aunque trabajadora, no estuvo presente para guiarlo. Su madre se preocupaba por él, pero su padre, un hombre conocido en el barrio por ser agresivo y violento, trabajaba largas jornadas como chofer.

“La Popis” empezó a delinquir por el deseo de pertenecer a los círculos más duros de su comunidad y por una necesidad de dinero, como una salida a su vida modesta.

El primer secuestro al que asistió como miembro de una banda fue traumatizante. Aunque sus compañeros le ordenaron matar a la víctima, finalmente decidieron dejarlo ir, pero a él le pagaron por tener “valor”.

(Foto: Especial)

Por su participación en más de siete secuestros, comenzó a involucrarse en prácticas cada vez más violentas, incluyendo la mutilación para presionar a los familiares de las víctimas.

A pesar de que se sentía repelido, la necesidad de dinero lo empujaba a continuar. Él y su banda llegaron a sentirse intocables, y su modus operandi incluía secuestrar a personas al azar, sin investigar sus antecedentes.

Uno de los momentos más difíciles en su carrera delictiva fue cuando secuestraron a una mujer embarazada. Aunque él no estaba de acuerdo con sus compañeros, no pudo detener lo que ocurría.

En retrospectiva, siente que fue el secuestro que selló su destino.

Poco días después, la policía lo capturó en una casa de seguridad que también ocupaba una mujer con dos hijos pequeños, lo que agravó su sentido de culpabilidad. Fue torturado durante su detención, y la banda fue apodada como “Los Talibanes" por su brutalidad.

Hoy, con 38 años, “La Popis” reflexiona sobre su vida, la separación de su esposa y el rechazo de su hija, quien le reprocha no haber estado presente a lo largo de su vida, lo que le ha afectado profundamente.

En prisión hace ejercicio, por su buen comportamiento se le permite trabajar como “estafeta” y se ha replanteado su vida. Quiere pedir perdón a sus víctimas y expresa arrepentimiento por sus actos, reconociendo que fue inmaduro. 

Para él, la cárcel ha sido una escuela, y aunque su pasado lo persigue, busca redimirse.

“El testimonio de ‘La Popis’ nos enseña que la reinserción social sí es posible en un secuestrador, especialmente cuando se fortalece su vínculo empático”, comenta optimista Saskia Niño de Rivera en la presentación del nuevo episodio de Penitencia.

“La Popis” parece ser un caso así: “La reinserción es un proceso muy doloroso, pero hay cosas increíbles que están pasando dentro de la cárcel, como un taller creado por Juan de Dios Rodríguez Marín, director de Reinserción Social de la Subsecretaría de Control Penitenciario de la Secretaría de Seguridad del Estado de México, que es para mediar, para que haya justicia restaurativa y para que los agresores entiendan el daño que le causan a la sociedad”, cierra Saskia.