¡Mucho ojo! La ciencia ya sabe a qué edad debes dejar de tomar café

El romance con el café es una relación duradera, un hecho que los científicos ya ha podido comprobar.

Con la cafeína como su principal fortaleza, café y té han demostrado ser excelentes auxiliares para posponer la aparición de enfermedades como la diabetes mellitus 2.

La dosis también ya está establecida por la ciencia: tres tazas al día, no más.

Lee también: MetroCDMX: Vendedoras se agarran a golpes en una pelea más buena que las del Canelo

Sin embargo, dos nuevas investigaciones presentadas recientemente en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) mostraron que el consumo de café y té podría estar asociado con cambios cognitivos a largo plazo en adultos mayores.

En otras palabras, los beneficios que ofrece la cafeína al cerebro tienen un punto máximo, a partir del cual sus virtudes decaen.

La Dra. Changzheng Yuan, de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang, analizó datos de 6,001 participantes del Estudio de Salud y Jubilación en Estados Unidos. Los resultados indican que beber dos o más tazas de café al día se asocia con un 28% menos de riesgo de demencia en un período de 7 años, en comparación con beber menos de una taza diaria.

Y encontró que el consumo moderado de té -hasta dos tazas diarias- también mostró una asociación con un menor riesgo de demencia.

Al calcular la ingesta total de cafeína derivada del café y el té, Yuan y sus colegas encontraron que los participantes en el cuartil más alto de consumo presentaban un 38% menos de riesgo de demencia.

Es decir, a partir de los 65 años la cafeína empieza a ser menos beneficiosa para las personas.

Presentado en la misma conferencia, pero realizado por separado, otro estudio liderado por la Dra. Kelsey Sewell, de la Universidad Murdoch en Australia, examinó a 8,451 participantes británicos para tratar de predecir la velocidad de declive de la inteligencia fluida en adultos mayores.

En sus conclusiones el estudio sugiere que existe un límite superior para el consumo de café: el declive en la inteligencia fluida fue más lento entre los adultos mayores con un consumo moderado de café (una a tres tazas diarias) y aquellos que nunca bebían café o con quienes tomaban cuatro o más tazas al día.

El patrón para el consumo de té fue diferente. Los participantes que nunca bebían té mostraron un mayor declive en la inteligencia fluida en comparación con aquellos que tenían un consumo moderado (una a tres tazas diarias) o alto (cuatro o más tazas al día).

Estos hallazgos respaldan la hipótesis de que tanto el café como el té tienen en la cafeína un factor protector contra el declive cognitivo, particularmente para mantener la inteligencia fluida.