Claudia Sheinbaum: De activista a presidenta de México, este fue su inspirador camino

Claudia Sheinbaum Pardo, activista social espiada por el gobierno, académica reconocida, exgobernarte de una ciudad de 9 millones de personas, cristaliza su carrera política al llegar al máximo puesto de la Administración Pública Federal: la Presidencia de la República.

Su carrera política, orientada a la izquierda, comenzó desde que era estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el movimiento para que jóvenes fueran aceptados para estudiar y con la creación del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), brazo juvenil fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y donde militó por 25 años.

Lo anterior le abrió las puertas para que en 2000 fuera llamada por Andrés Manuel López Obrador para ser secretaria de Medio Ambiente de la CDMX durante su gestión en la Jefatura de Gobierno, entre cuyos objetivos estuvo la construcción del segundo piso del Periférico y reducir la contaminación. Desde ahí se convirtió en su fiel compañera de lucha, como ella se ha definido. Por lo anterior, su trayectoria ha estado marcada por la cercanía con López Obrador y hoy busca dar continuidad al proyecto autollamado Cuarta Transformación.

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Sheinbaum, mexicana, hija de un químico y una bióloga que migraron a México desde Lituania y Bulgaria, Carlos Sheinbaum Yoselevitz y Annie Pardo Cemo, respectivamente, desde los seis años era espiada por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz por medio de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), desde un viaje que hizo a Cuba, y por la forma de expresarse en los mítines como activista en la UNAM; igual era vigilada su madre, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, fichada como “comunista”.

Estudió Física en la UNAM, así como maestría y doctorado en Ingeniería en Energía, y con una beca logró una estancia académica en el Lawrence Berkeley National Laboratory, de la Universidad de California, EU.

El 1 de octubre de 1991 el diario ‘The Stanford Daily’ publicaba una imagen de la joven Sheinbaum manifestándose contra la visita del presidente Carlos Salinas a la universidad de Berkeley; en sus manos llevaba una pancarta con la leyenda “Fair trade and democracy now!”, “¡Comercio justo y democracia ahora!”.

“Conservo el mismo sentimiento y anhelo de justicia social, para que haya patria para el pobre y para el oprimido”, escribió la morenista en redes sociales el 26 de abril de 2023 junto a la imagen de aquella protesta.

Años más tarde, llegaría a la administración pública de la mano de López Obrador, y aunque cumplió con la construcción del segundo piso del Periférico, su entonces esposo Carlos Imaz Gispert suscitó tensión, ya que salieron a la luz videos en los que recibía efectivo del empresario Carlos Ahumada.

Tras divorciarse de Imaz, Sheinbaum enfrentó una nueva tarea, las elecciones de 2006. Obrador le encomendó investigar cómo fue el “fraude” electoral de ese año.

En 2007, decidió retomar sus investigaciones académicas. Incluso formó parte del equipo que obtuvo el Premio Nobel de la Paz por el estudio que realizó sobre el cambio climático junto a Naciones Unidas. Fue hasta 2011 que volvió a recorrer el país con López Obrador para formar Morena.

En 2012, fue vocera de López Obrador en su búsqueda de la Presidencia por segunda vez.

(Fotos: Archivo)

Más tarde, Sheinbaum utilizó sus conocimientos en la academia y la política para ganar en 2015 la delegación Tlalpan con Morena, y despuntar más tarde, luego de una consulta con López Obrador, como la primera mujer electa como jefa de Gobierno de la CDMX (2018-2023).

Pese a las críticas por dejar la Jefatura de Gobierno un año antes para iniciar su carrera presidencial, Sheinbaum, de 62 años, y casada con Jesús María Tarriba, lanzó un mensaje ante más de 100 mil personas en el Monumento a la Revolución, en el que aseguró que “es tiempo de mujeres”. Hoy, después de 200 años de vida republicana, llegará una mujer a la Presidencia. Sheinbaum ha destacado que buscará cambiar desde lo más profundo las causas de la desigualdad, por ejemplo, que una mujer pueda ser lo que quiera, más allá de “romper el techo de cristal”.