ESTE 2 DE NOVIEMBRE

Entre lo ancestral, lo religioso y la pachanga: el culto a los muertos en México

Día de Muertos y Día de los Fieles Difuntos: diferencias y significado religioso 

Entre lo ancestral, lo religioso y la pachanga: el culto a los muertos en México

(Foto: Cuartoscuro)

Historias 02/11/2024 01:45 Rosario Paz Actualizada 01:45
 

Por las calles de México, el aroma del copal se mezcla con el de las flores de cempasúchil mientras las familias se preparan para una de las celebraciones más significativas del calendario: el Día de Muertos. Esta tradición, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2008, convive en una dualidad con la conmemoración católica del Día de los Fieles Difuntos.

La historia documenta que el Día de los Fieles Difuntos tiene un origen estrictamente católico, establecido en el año 998 por San Odilón, abad del monasterio de Cluny, en Francia. Esta conmemoración se extendió gradualmente por toda la Iglesia Católica, hasta que en el siglo XIV se oficializó su incorporación al calendario litúrgico romano.

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(Foto: Cuartoscuro)

Pero en México, esta fiesta se unió al fervor local para honran a los muertos.

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En los templos católicos, cada 2 de noviembre se celebran misas especiales donde los feligreses oran por las almas que, según la doctrina católica documentada en el Catecismo de la Iglesia Católica (párrafos 1030-1032), se encuentran en el purgatorio. Las campanadas solemnes marcan el ritmo de estas ceremonias tradicionales.

Paralelamente, en hogares y cementerios, se montan coloridos altares que fusionan símbolos católicos con elementos prehispánicos.

De acuerdo con los registros históricos, particularmente las crónicas de Fray Bernardino de Sahagún en el "Códice Florentino", las celebraciones relacionadas con la muerte en el México prehispánico se realizaban durante el noveno mes del calendario mexica, aproximadamente en agosto. Fue durante la colonización cuando estas festividades se trasladaron para coincidir con las fechas católicas.

El calendario actual refleja esta fusión de tradiciones: el 1 de noviembre está dedicado tradicionalmente a los "angelitos" (niños fallecidos) y el 2 a los adultos, mientras que en el calendario litúrgico católico, el 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos y el 2 el Día de los Fieles Difuntos.

La UNESCO, en su declaratoria de 2008, destaca que las festividades indígenas dedicadas a los muertos en México son "una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo". Esta celebración, señala el organismo internacional, es "una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor plenitud de los grupos indígenas que actualmente habitan en el país".

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(Foto: Cuartoscuro)

La preservación de esta dualidad representa un ejemplo notable de sincretismo cultural. Mientras la Iglesia Católica mantiene la solemnidad de sus rituales litúrgicos establecidos hace más de mil años, en nuestras casas continúan enriqueciendo la celebración con elementos propios, con una expresión única de fe y memoria que trasciende las fronteras entre lo sagrado y lo popular, entre lo sublime y la pachanga.

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