MICRÓFONOS DESDE LA CÁRCEL
De malandro a mentor, Jessie cuenta su dura historia de cambio y rehabilitación
La vida en la calle era difícil y peligrosa; ‘Jessie’ fue víctima de disparos en una ocasión, y aunque la herida no fue mortal, su visión de la violencia estaba completamente normalizada
(Foto: Especial)
Jessie nació en Los Ángeles, hijo de padres mexicanos que emigraron de Zacatecas y Chihuahua con la esperanza de ofrecerle una vida mejor. Su padre trabajaba en una compañía de pisos de madera y su madre era cajera. Sin embargo, Los Ángeles era una ciudad marcada por la violencia y el crimen de pandillas, y el entorno en el que creció estaba lleno de desafíos y peligros.
Desde joven, ‘Jessie’ anhelaba un sentido de pertenencia, en parte debido a la relación distante con sus padres y la falta de afecto en el hogar. A los 9 o 10 años intentó unirse a una pandilla y, aunque en un principio le negaron el acceso por ser demasiado joven, a los 13 años finalmente fue aceptado en “Little Wax”, una pandilla integrada principalmente por mexicanos y otros latinos, aunque también incluía a afroamericanos y estadounidenses.
Ser parte de una pandilla era un compromiso que demandaba comportarse de cierta forma y defender al grupo en enfrentamientos con otras pandillas. A los 14 años, ‘Jessie’ se tatuó un símbolo de su pandilla, lo cual fue el primer indicio para sus padres de que había tomado ese camino. Su vida comenzó a girar en torno a la violencia y la lealtad a su grupo.
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La vida en la calle era difícil y peligrosa; ‘Jessie’ fue víctima de disparos en una ocasión, y aunque la herida no fue mortal, su visión de la violencia estaba completamente normalizada. Las situaciones de riesgo formaban parte de su vida diaria. Con el tiempo, se involucró en actos más serios. A los 23 años, fue responsable de la muerte de un joven llamado Ernie, miembro de una pandilla rival. Esto llevó a su arresto y, eventualmente, a recibir una sentencia de por vida.
Desde entonces, ‘Jessie’ ha sido transferido de una prisión a otra, incluyendo Pelican Bay, una prisión de máxima seguridad, donde estuvo encerrado en una celda la mayor parte del tiempo, saliendo solo 10 horas a la semana.
La violencia y el pandillerismo continuaban incluso dentro de la cárcel, y ‘Jessie’ se enfrentaba a constantes “lockdowns” (confinamientos) y conflictos. En 2020, decidió que quería cambiar. Cansado de la violencia y la vida que llevaba, comenzó a interesarse en la educación y dejó de consumir sustancias. Una carta de su hija menor fue uno de los momentos más impactantes para él.
En ella le decía que nunca le había enseñado nada positivo, solo cómo no tratar a los demás. Esas palabras lo marcaron profundamente y se convirtieron en una motivación para transformarse. Empezó a buscar ayuda y a participar en programas de apoyo para jóvenes en prisión, incluyendo el Youth Offenders Program, donde actúa como mentor.
“Tengo tres hijos y nunca me puse en sus zapatos, nunca me pregunté qué les van a decir a sus amigos, a sus maestros cuando les pregunten dónde está su papá”, cuenta emotivo ‘Jessie’ a Saskia Niño de Rivera en el más reciente episodio de “Penitencia”. “Son cosas para las que nunca me tomé el tiempo, para pensar en ellos, y sé que se han burlado de ellos porque estoy en la cárcel”.
Hoy en día, ‘Jessie’ se ha desvinculado de la pandilla y es mentor en un programa que busca apoyar a jóvenes y ofrecerles alternativas a la violencia, el uso de sustancias y la vida delictiva. A través de sus enseñanzas y ejemplo, intenta demostrar que es posible cambiar y construir una vida mejor. También se ha dedicado a estudiar, completando cursos de arte, sociología e historia en una universidad comunitaria. En diciembre, espera graduarse y obtener su certificación como consejero.
‘Jessie’ mantiene una comunicación esporádica con su familia, quienes lo visitan muy poco, debido a la distancia y las dificultades de visitar una prisión de alta seguridad. Aunque su camino estuvo lleno de errores y desafíos, hoy se enfoca en ayudar a otros y espera que su transformación inspire a sus hijos y a los jóvenes de los que es mentor.