Hoy se celebra a Santa Catalina de Alejandría, patrona de las solteras

Si eres aún soltera te tengo una gran noticia, tienes una Santa Patrona, así es, hoy 25 de noviembre celebramos a Santa Catalina de Alejandría, una excepcional mujer que pese a las adversidades siempre se abrazó a su fe, incluso eso le costó la vida.

Te cuento. Ella nació en el año en Egipto y pertenencia a una familia noble de la ciudad de Alejandría, de allí su sobrenombre. Su padre era el rey Costo y debido a su estatus de princesa recibió una buena educación, además de que llegó a codearse con filósofos y poetas que destacaron su inteligencia que años adelante sería fundamental. 

De acuerdo con sus relatos, Catalina se convirtió al cristianismo cuando en un sueño se le apareció Jesús. Al conocer la doctrina cristiana pidió ser bautizada y consagró su vida a nuestro Señor.

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La prueba de fuego de su fe llegó cuando en el año 310 llegó a su ciudad el emperador romano Majencio para encabezar la ceremonia dedicada a los dioses latinos. Por lo que, al recibir las ofrendas y sacrificios, según lo marcaba la tradición, conoció a Catalina.

Ella no se postró a su majestad, ni tampoco ante las imágenes de las deidades paganas, por lo que al estar frente al soberado hizo la señal de la cruz (se santiguó), lo que resultó ofensivo para Majencio. Éste la mandó llamar y la cuestionó por su actitud considerada rebelde.  

La joven que era celebre por su conocimiento del cristianismo, retó al emperador a debatir sobre el Dios verdadero. Aunque no lo pudo convencer sobre su doctrina, él quedó maravillado por su belleza y sabiduría.

El monarca mandó llamar a un grupo de sabios para que debatan con ella, sin embargo, con sus palabras logró que ellos y muchos de los que vieron el debate se convirtieron a la fe de Jesús. Todos fueron ejecutados.

Colérico por lo que había sucedido, Majencio decidió darle unja última oportunidad a Catalina y le propuso que fuera una doncella de la corte de la emperatriz, pero ella lo rechazó lo que le valió ser azotada y encerrada en el calabozo. 

Conmovido por su valentía, el consorte del monarca acudió a verla a su celda, junto a uno de los generales más cercanos a la corona, para auxiliarla. Ellos atestiguaron como los ángeles del Señor la curaban de sus heridas y la custodiaban.  Al ver este milagro no dudaron en convertirse a la fe.

Esta fue la gota que derramó el vaso de la paciencia del emperador quien mandó a torturar a Catalina. Por eso mandó a construir una rueda con clavos y cuchillas para torturarla, de ahí el hecho de que sea considerada también la Santa Patrona de los oficios que se relacionan con el uso de la rueda. 

Gracias a poder de la oración el mecanismo saltó en pedazos y se suspendió la tortura. Ante esto, Majencio ordenó que fuera decapitada. 

"¡Señor Jesús, te suplico me escuches, a mí y a cuantos, a la hora de su muerte, recordando mi martirio, invoquen tu nombre!", dijo antes de morir.

La leyenda cuenta que los restos de Catalina no llegaron a ser profanados porque unos ángeles de Dios se los llevaron al Monte Sinaí.

Su culto se expandió dos siglos más tarde, cuando el emperador Justiniano, quien era cristiano, erigió en el lugar el monasterio de Santa Catalina en honor a la joven mártir que cuida también a los filósofos y las estudiantes.