FUE DIPUTADA Y SENADORA DEL PRI
Silvia Pinal fue primera dama y también le entró duro a la política
Impulsó proyectos culturales, otros relacionados con el cine y contra la reventa de boletos para espectáculos
Foto: Archivo
Su relación con la política mexicana llevó a Silvia Pinal a tener cargos importantes tanto en la Asociación Nacional de Intérpretes (ANDI) como en la Asociación Nacional de Actores (ANDA).
En 1988, la diva fue elegida como dirigente de la ANDI, y en 2010, como secretaria de la ANDA, si bien su primer interés en temas políticos se remontan a los años cincuenta, cuando participó en movimientos sindicales de actores con Dolores del Río.
La matriarca tambien fue Primera Dama de Tlaxcala y titular del DIF pues su cuarto esposo fue el abogado de la UNAM, Tulio Hernández Gómez, también militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y gobernador del mencionado estado de 1981 a 1987.
Relatos de entonces afirman que a la primera actriz le gustaba presentarse en los actos del gobernador. Durante el tiempo que fue Primera Dama impulsó varios proyectos culturales, como la restauración del Teatro Xicoténcatl y de la zona arqueológica de Cacaxtla.
Una vez que pasó ese periodo y ya con más tablas dentro de la política, Silvia Pinal Hidalgo se afilió al PRI y fue postulada como diputada federal en 1991, cargo que ocupó hasta 1994, año en el que brincó a la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (hoy Congreso de la Ciudad de México), ahí fungió como representante del XXVII Distrito Electoral Local hasta 1997; y un año después, llegó al Senado de la República, donde fue legisladora entre 1998 y hasta el 2000. En 2014, la Cámara Alta le dio un reconocimiento junto a estrellas como Chabelo y José José.
Por una década, la actriz impulsó proyectos culturales, otros relacionados con el cine y la reventa de boletos para espectáculos, y algunos más en favor de las mujeres.
Fue en ese tiempo cuando se vio involucrada en un pleito con el ahora fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien en 1988 giró una orden de aprehensión contra la actriz por un presunto fraude por 9 millones de pesos.
El entonces secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal investigaba a la empresa de la artista por supuestamente haber defraudado a la Asociación Nacional de Productores de Teatros, por lo que ésta tuvo que huir en la cajuela de un auto hacia Acapulco y después autoexiliarse casi por un año en Miami, Florida, Estados Unidos.
