Mueren aplastados al caer barda

Eufrén y Javier construían los cimientos de un edificio que nunca verán. Eran primos y quedaron atrapados entre el concreto de un muro de 5 metros que, tras derrumbarse, los mató. 

Eufrén y Javier Hernández  trabajaban en un predio ubicado en calles de la delegación Iztapalapa. En ese terreno, que funcionó como negocio de lavacoches, los dos hombres hallaron trabajo por los siguientes 12 meses. Y es que ahí, en la colonia Banjidal, se construye el edificio habitacional que Eufrén y Javier edificarían.

En ese predio, ubicado justo en la esquina de la calle Repúblicas y Plutarco Elías Calles, Javier —de 55 años— y Eufrén —de 30— murieron.

Aunque a la construcción le hacía falta un documento a la vista que diera permiso de edificar, las dos víctimas excavaban una zanja.

Dicen sus compañeros de trabajo que ayer llegaron puntales a la obra. Casi terminaban el primer turno cuando ocurrió el accidente. Era la 1:30 de la tarde cuando el crujir del concreto dañado de una barda alertó a los trabajadores.

Unos se encontraban lejos del muro y se salvaron, pero Javier y Eufrén no pudieron hacerlo.

Es la versión de los trabajadores la que indica que, tras derribarse los cinco metros de la barda vieja, los hombres quedaron atrapados entre los restos.

Tabiques fracturados, rocas y una nube de polvo cubrieron los cuerpos de los albañiles.

sacan los cuerpos. Al ver lo sucedido, sus compañeros se acercaron a la zanja para intentar liberar a las víctimas. Piedra a piedra y con la ayuda de su herramienta lograron sacar los cuerpos heridos.

Ellos también llamaron a los paramédicos para que auxiliaran a los lesionados. 

En agonía, los dos hombres esperaron que la ayuda arribara por casi 20 minutos. Pero cuando los rescatistas llegaron al terreno los hombres habían muerto.

Los cadáveres,  identificados por los trabajadores de la obra, esperan en el anfiteatro a que sus familiares los reclamen.