La chancla ya fue
Los castigos en la actualidad son diferentes a los que se aplicaban hace más de 20 años, por fortuna para nuestros hijos
La chancla ya fue (Foto Archivo El Gráfico)
En REDES SOCIALES circula la siguiente frase: “Dicen que detrás de un niño bien educado, hay una madre con chancla y buena puntería”.
Lo anterior nos puede provocar una sonrisa, pero quizá tenga algo de razón porque hace más de 20 o 30 años, la forma en que la mayoría aprendíamos a obedecer a nuestras mamás era a través de los golpes, de los manazos, nalgadas, cachetadas, jalones de cabellos, incluso nuestras adoradas ‘mamis’ utilizaban cualquier “herramienta” que se les atravesara en su camino: la famosa chancla azul de plástico (marca Calzaleta) o el zapato, el matamoscas, el cable de la grabadora, con el objetivo de infringirnos dolor y para que la pensáramos dos veces antes hacerlas enojar.
Sin embargo, y para fortuna de nuestros hijos, esos tiempos ya pasaron. Si en este momento, alguien ve que una mamá le da tremendo jalón de cabellos y una que otra nalgada a su pequeño “engendro” es suficiente para que la satanicen, le digan que es una mala madre y la manden directo a la hoguera.
Los castigos de ahora ya son completamente diferentes. Si bien ya se privilegia el diálogo y el “cuenta hasta diez” antes de soltarle la bofetada, las mamás de ahora tienen que recurrir a otro tipo de “estrategias” para lograr la obediencia de sus hijos.
En lo que coinciden las mamás es que siempre privilegian la comunicación antes del castigo y, si éste es inevitable, intentan dar las razones del porqué se aplica y las consecuencias de no llevarlo a cabo. Finalmente, nuestra sagrada madre es una autoridad a quien le debemos respeto y amor por el simple hecho de habernos dado la vida, así que, ni modo, a acatar sus órdenes.
La modernidad es quitarles la tablet y los videojuegos, los golpes ya no les hacen nada, hasta se ríen; les dices que no agarren los juguetes y se ponen a jugar con lo que encuentran
Siempre hago hincapié en que nuestra obligación es que tengan comida, ropa, estudios, pero no es obligación darles cosas de más, (ropa de marca, juguetes, ir de paseo a donde ellos quieren) esos son privilegios que se ganan y se pierden
Alma Rodríguez Soto