Los miles de heterosexuales que pasan por ahí parece que no se dan cuenta de los abundantes coqueteos.
No es un antro ni un restaurante, pero sí un sitio muy concurrido y favorito para ligar entre la comunidad gay de la Ciudad de México.
Por supuesto, no generalizamos porque para algunos esta práctica de ligue resulta ‘baja’ y es altamente criticada, pero tengo la certeza de que varios lo hemos hecho.
Hablo sobre ligar en el Sistema de Transporte Colectivo, mejor conocido como ‘Metro’ y cuya larga red de trenes y líneas es usada por varios gays para conocer gente.
Aventuras pasajeras. Yo no veo nada de malo en ligar ahí, como dicen ‘el fin justifica los medios’; sin embargo, sí puedo afirmar que los ligues en el metro son para aventuras pasajeras.
Tuve un amigo, llamado Jonathan que era fanático de conocer gente en el Metro, de hecho existe una manera peculiar para referirse a esta práctica: ‘metrear’.
Por allá cuando estábamos en el último año de la universidad empecé a conocer más de esta costumbre gracias a mi amigo, quien era un ‘metrero’ de primera.
Existen vagones específicos del metro que son más usados por los gays —colegas no se asusten por revelar este secreto a voces ja,ja,— para conocer gente.
El último vagón de cada tren suele ser preferido por los gays; no sé desde cuándo existe esta costumbre, pero muchos viajan ahí.
Basta ir a la estación Insurgentes de la línea 1 para corroborar que en la parte de hasta atrás de ambas direcciones, están reunidos los grupos de amigos homosexuales.
Durante las horas ‘pico’ suele haber mucho movimiento en estos vagones, recuerdo que un día Jonathan llegó y me dijo como a las 6:00 de la tarde: “No manches, me ligué a tres tipos en la mañana”.
No porque mi amigo fuera muy guapo, sino porque usaba la línea B del metro y después la 1, de manera que en el primer trayecto ligaba a alguien, después al bajar conocía a un tipo y, finalmente, a otro en su último trayecto.
Los solitarios. Algunos gays se quedan en la parte de hasta atrás, sin abordar el tren, pues sólo están esperando ligar a alguien.
En casi todas las líneas hay alguien así: el gay que sólo va al metro para ligar y encontrar una aventura pasajera.
Cuando yo lo hacía, conocí a un tipo con quien, lo admito, fui a darme unos besos, pensé que al salir del metro iríamos a su casa, pero no, me sorprendí al ver lugar a donde fuimos.
“Pues aquí, en mi coche”, me dijo este sujeto, quien se había metido al metro en la estación Río San Joaquín para exclusivamente ligar y que había dejado su coche estacionado a una calle de distancia de donde lo conocí.
Me pareció ridículo y excesivo, pero bueno, ya lo dije al principio: ‘el fin justifica los medios’ y quizás ese muchachón no tenía ánimos de ir a un bar.
A ligar, a ligar. Algunas personas se ‘clavan’ y creen que encontrarán el amor serio en los vagones, pero nunca he conocido a alguien cuya relación sentimental seria haya surgido ahí.
Pero uno nunca sabe, así que como dicen ‘a ligar, que el mundo se va a acabar’, sólo cuídense y si tienen parejas, no las traicionen.
Fernando Rex