UN GAY CHILANGO: ¿Hetero y mamey? Vente mi rey

05/08/2015 04:00 Fernando Rex Actualizada 02:29
 
Muchachos musculosos, deben saber que esos cuerpazos atraen más a hombres gays que a mujeres.
 
“Me voy a poner bien bueno para impresionar a tal chica”, es el pensamiento de muchos hombres que —creo— no se dan cuenta de que también están trabajando para ‘deleitar la pupila’ de los hombres gays.
 
Al igual que los heterosexuales, nosotros gustamos de cuerpos bien cuidados, duros y —qué pena decirlo ja, ja— sobre todo traseros redondos y firmes.
 
Por eso muchos musculosos terminan siendo acosados de manera discreta o indiscreta por la comunidad gay, aunque claro, no todos gustan de éste tipo de hombres, pero son muy pocos en realidad.
 
Realicé un ejercicio entre mis amigas, a quienes les pregunté si en verdad a las mujeres les atraían los hombres musculosos, los típicos “mameyes” de gimnasio y me sorprendieron sus respuestas:
 
De 18 que se animaron a responder mi planteamiento, 15 afirmaron que para nada les atraía un hombre lleno de músculos, incluso las menos tolerantes —tache para ellas—, afirmaron que ese tipo de galanes les dan “asco” y otras dijeron cosas reveladoras: “son súper faroles” y “sólo sirven de adorno”.
 
De las tres restantes, sólo una afirmó que sí le gustaban así, y otras dos comentaron que sí, pero siempre y cuando sus cuerpos no se vieran tan exagerados; una de ellas incluso mencionó a John
 
Cena como su ideal de musculoso.
 
En cambio he conocido a varios amigos gays que se desviven por ligarse a un hombre de pectorales amplios, piernas gruesas y espalda fuerte.
 
De hecho, un conocido está obsesionado con este tipo de caballeros que generalmente son heterosexuales y dedican varias horas de su tiempo al gimnasio —no sin mencionar las poco saludables sustancias que ingieren— para tener esas figuras.
 
Este cuate me confesó que incluso alguna vez pagó para “sabrosearse” a un tipo que estaba muy bien de cuerpo, y aunque gastó poco más de 500 pesos por menos de 10 minutos, afirmó que lo volvería a hacer.
 
Otro amigo también es fanático de ligarse a tipos de abdomen y bíceps marcados, aunque el rostro de sus galanes no sea precisamente el de un modelo. Él me cuenta que le agradan estos sujetos porque su buen cuidado cuerpo es un reflejo de la disciplina que tienen; pero sospecho que sólo le gustan para presumirlos cual trofeos.
 
Por supuesto este gusto de la comunidad gay es bien aprovechado por heteros que se dedican a vender su cuerpo o “dejarse consentir” por algún colega que esté dispuesto a gastar parte de su quincena en alguien así.
 
Sólo una vez
 
La única ocasión que intenté salir con un musculoso fue hace casi dos años,  y aunque no les contaré a detalle toda la situación porque requiere un relato más amplio,  sólo puedo decirles que me sentía raro estar junto a este tipo de ropa ajustada y trasero de tamaño gigante.
 
Pero sí les he de confesar que soy de esos que cuando pasa alguien de buen cuerpo definitivamente lo volteo a ver, claro, siempre con respeto.
 
¿Yo, musculoso? Me encantaría, pero estimado lector, yo prefiero ir a la Feria de la Torta que recluirme horas en un gimnasio o hacer una dieta estricta; sólo lo hago por salud.
 
Sí voy a un gimnasio y tengo a mis “mameyes” predilectos; sin embargo, los miro discretamente pues no me gusta incomodarlos y mucho menos me gustaría que me descubrieran admirándolos, qué vergüenza.
 
Pero bueno, ahora ya lo saben amigos heteros: si están haciendo crecer sus músculos, tengan por seguro que no será en vano, pues por lo menos tendrán asegurada la atención de la comunidad gay.
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