Aunque Diosa Quetzal fue cautivada por la lucha libre apenas hace un par de años, la realidad es que siempre ha estado ligado al arte de representar personajes que alejados de su realidad.
Desde muy pequeña, su abuelo, el inspirador de su faceta creativa la acercó a diferentes disciplinas que terminaron por descubrir a una niña distinta, sensible y capaz de atacar los escenarios con valor.
“Mi abuelo era guitarrista y su madre pianista. Tomé cursos de todo tipo hasta que a través del canto, el piano y la actuación hallé la forma de compartir lo que siento y percibo”, comparte la bella enmascarada en charla con El Gráfico.
(Video cortesía YouTube)
En el canto empezó desde muy niña, su abuelo le ayudó a estudiar y desde temprana edad participó en un coro que la llevó hasta el Palacio de las Bellas Artes, “cantar me hace muy feliz”.
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Después, el piano llegó a su vida, fue la clase que eligió en la escuela de Bellas Artes, y, aunque en algún momento la cansó, debido a su dureza, “cuando tocaba por gusto era lo que más me gustaba hacer”.
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Nunca dejó de actuar, lo traía en la sangre y participó en decenas de obras, “me metía a las clases de teatro hasta que un día junto a un amigo escribimos un guión, en ese momento me di cuenta que también era lo mío
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Años más tarde, la chica encontró en Diosa Quetzal a su mejor personaje, “la lucha vino a llenar en mi muchas cosas, en el arte siempre fui la niña bonita pero sentía una necesidad de expresar algo que traía adentro tras una infancia difícil, lo saqué de esa forma, luchando”.
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Se tratan de dos mundos paralelos que se encuentran siempre, de múltiples formas y expresiones: “Decidí quedarme en la lucha libre porque encontré la fusión de mi pasión con esta disciplina. Encuentro mucha similitud entre ambos mundos, en un ring o un escenario se puede proyectar emociones e imágenes que demuestran que puedes jugarte el todo por el todo”.
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Eso sí, no está en la lucha libre de paso, ni le interesa ser la niña bonita de la historia, trascender es su objetivo: “En la lucha me siento preparada pero no me conformo, quiero aprender y superarme en todo. Sé que puedo llegar a enfrentarme a las mejores. También deseo demostrar que ser luchador no es poca cosa, que hay capacidad de crear e ir más allá en la vida como personas y que se puede desarrollar otro tipo de actividades”.
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