Cuando se trata de hacer tareas domésticas con cierto grado de complejidad, no confiamos en nuestra habilidad para realizarlas.
¡Cuántas veces no se nos ha tapado el caño y entramos en crisis emocional! o cuántas veces abandonamos nuestra necesidad de tomar agua porque no hay quien ponga el garrafón en el dispensador.
Sentimos que “son muchos los que jalan y poca la cobija” y en nuestro trance, soltamos un “nadie me ayuda en esta maldita casa” que, por cierto, sale con enjundia desde el fondo de nuestro corazón.
Nos estresamos, nos preguntamos cómo podemos solucionarlo, nos rendimos y sí, casi siempre recurrimos a la fuerza bruta, a la de los hombres, a la de aquellos que, como Sansón, “todo lo pueden” porque pensamos que una, como mujer, “nomás no”.
Pero las tareas domésticas no deben convertirse en nuestras enemigas a muerte. Una también puede hacer con facilidad aquellas labores hogareñas, como pintar una pared, destapar un vino o martillar un clavo. No por nada hay un refrán que dice: “Una mujer necesita tanto de un hombre, como un pez a una bicicleta”.
Y como en Mujer G nos preocupamos porque recuperes ese Sansón que vive en ti, en esta ocasión te traemos los mejores tips para realizar esas tareas complicadas de una manera sencilla, rápida y eficaz. Además, quién quita y aprendiéndolos te ahorras una ‘lanita para que no andes “fregada como reata de noria”.
Pintar una pared: Si quieres darle un nuevo toque a tu hogar, evita contratar a alguien, ponte tu peor ropa y hazlo tú. Para esto, necesitas un rodillo, una brocha, recipiente para poner pintura, periódico y cinta adhesiva.
Empieza poniendo periódico en el piso de la habitación que vas a pintar. Luego, toma la cinta adhesiva y colócala a lo largo de la orilla de las paredes que no vas a cambiar de color, esto ayudará a que no se manche. Luego, toma una brocha pequeña y sumérgela en el bote de pintura. Para quitar el exceso de líquido, pon una liga que rodee la lata y escúrrerla ahí mismo. Procede a pintar el contorno de la pared.
Una vez que hayas pintado las orillas, toma el rodillo, sumérgelo dos centímetros en la pintura, que previamente debes de poner en el recipiente y gíralo para llenar de pintura toda su superficie. Es recomendable no sumergirlo completo ya que no te rendirá la pintura y salpicarás toda la habitación. Empieza por el centro de la pared y hazlo de abajo hacia arriba para que la pintura no escurra y deje gotas marcadas. Deja secar por un día y ¡listo! Puedes darle dos capas de pintura, pero espera a que seque la primera.
Poner el garrafón: Si eres de las que prefieren irse a comprar garrafas de tres litros cada dos días, porque cuando intentas poner el garrafón terminas con una alberca en tu casa, esto te interesa. Hay una manera de colocarlo en el contenedor sin derramar este “líquido vital”, para ello necesitas plástico para emplayar y unas tijeras.
Toma el garrafón, lávalo bien por fuera, sécalo y quítale la tapa. Luego toma un trozo de plástico para emplayar (cubrir) cuidando que no se moje, y envuelve la boca del garrafón.
Con las tijeras, corta el sobrante del plástico. Usa tu mano para sostener el plástico mientras lo cargas y lo volteas al contenedor. El contenedor, en su interior, tiene una barra delgada que perforará el plástico y liberará el paso del agua. Esto ayudará a que tus 30 pesos no se derramen por toda la casa.
Destapar el caño: Ya sea para destaponar el desagüe en la cocina o en la taza del baño, es posible preparar una mezcla casera, no tóxica, que hará que fluya todo de mejor manera. Si quieres elaborarla, necesitarás una cajita de bicarbonato de sodio, una botella de vinagre y agua caliente.
Espolvorea encima del orificio tapado un cuarto de la caja del bicarbonato de sodio. Luego, destapa la botella de vinagre y vierte la cantidad aproximada a un vaso, sobre el desagüe. Al instante comenzará a brotar espuma; mientras esto sucede, toma medio litro de agua caliente, sin hervir y rocíala encima. Si no funciona, repite el proceso hasta que se libere la tubería.
Martillar un clavo: Cuando martillamos un clavo en la pared, siempre corremos el riesgo de pegarnos en cualquiera de nuestros dedos. Y además del dolor que esto puede causar, pagamos nuestro error durante semanas, luciendo una uña morada que termina por desprenderse y causar más terror que nuestro mejor disfraz de Halloween.
Evitar esta situación puede ser una tarea sencilla. Para ello, sostén el clavo con cualquiera de las pinzas que están dentro de la caja de herramientas y luego martillea. Si no tienes herramientas, también puedes usar una pinza de ropa.
Cargar bolsas de súper: Sí, sabemos que somos fuertes, pero a la hora de cargar las bolsas nuestros dedos no piensan lo mismo. Cuando no tenemos auto ni alguien que nos ayude a cargar, es mejor acudir a la tlapalería y comprar una prensa para carpintero tipo C que cuesta menos de 50 pesos. Sólo tienes que girar la tuerca de la prensa, mete unas cuantas bolsas dentro de ella y ciérrala. Podrás cargar varias bolsas al mismo tiempo y se convertirá en la salvación de las marcas rojas en tus dedos.
Descorcha una botella de vino. Resolver este problema puede ser sencillo si cuentas con un clavo largo y un martillo. Sostén la botella de vino entre tus piernas, pon un clavo o un tornillo en medio del corcho y asegúrate de clavarlo bien. Una vez que esté firme en el corcho, toma el martillo y jala poco a poco hacia arriba hasta que salga.
Extermina a los ‘inquilinos’ más pequeños de tu casa.
Aunque diariamente hagas la limpieza, existen bacterias que se esconden en lugares que nunca imaginarias, así que no esperes a que te hagan daño y acaba con ellas.
Esponjas de la cocina. Aunque estén en constante contacto con el jabón, este utensilio de limpieza no está libre de bacterias. Para limpiarlas, colócalas en un bol con agua y mételas al microondas por dos minutos. Luego exprimelas y déjalas secar.
Tablas para cortar.Debido a que en este utensilio de cocina se cortan verduras, frutas y carne, son ‘hogares’ de bacterias. Para acabar con ellas, basta con usar agua caliente y vinagre.
Sala. Además de la cocina, la sala es otra habitación donde encontraremos muchos microbios. Por ello, es necesario que limpies con desinfectante. Además, para tus muebles de madera puedes espolverear un poco de bicarbonato y tallar.
Control remoto. Este aparato almacena una cantidad enorme de virus y bacterias. Para dejarlo sin ‘inquilinos incómodos’, sumerge un cotonete en alcohol, después limpia entre cada uno de los botones.
Cepillos de dientes. Para limpiarlos, primero debes lavarte las manos con agua tibia y jabón. Esto ayuda a reducir la contaminación cruzada de bacterias desde las manos. Después, enjuaga el cepillo con agua tibia y mételo en enjuague bucal antibacteriano; agítalo por 30 segundos en la solución. Por último, pon dos cucharaditas de bicarbonato en una taza y deja remojando el cepillo toda la noche.