Hoyos y sangre en guarida donde se escondía 'El Chapo'
Como si hubiera pasado un terremoto, así quedó la vivienda donde se escondía Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán
(Foto: Archivo El Gráfico)
Por Silber Mesa, en Sinaloa
La recámara principal de la casa donde seguramente durmió Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera tiene un par de cuartos secundarios: un vestidor que podía convertirse en su pase a la impunidad y un baño donde lo único que hay es un champú para mejorar la cabellera oscura, marca “Yeguada La Reserva”.
Una de las paredes del vestidor tiene una puerta camuflada con un espejo de cuerpo entero. Para abrirla hay que jalar una palanca oculta dentro de una pequeña lámpara incrustada en el techo. Una vez expulsado el seguro se abre paso hacia un pasadizo subterráneo de unos 10 metros de largo que atraviesa la casa en línea recta hasta topar con las tuberías del drenaje pluvial de la ciudad de Los Mochis, municipio de Ahome, Sinaloa. Para dar ese último paso, existe una compuerta de acero con manija circular similar a la que usan los submarinos.
En el momento de la visita, el túnel tiene un metro de inundación y una serpiente muerta flota sobre sus aguas.
La vivienda donde se ocultó el capo se encuentra a la vista de todos, sobre una calle transitada llamada Jiquilpan, frente a unos tacos de adobo y muy cerca de un supermercado. Es de color blanco con protecciones grises en las ventanas. Sólo unos árboles frondosos le retiran contacto con el exterior.
PURO AGUJERO
A juzgar por los rastros dejados en la vivienda, el enfrentamiento entre el equipo de seguridad del capo y los marinos fue intenso y sangriento. En el pequeño espacio entre la primera y la segunda puerta de la vivienda hay manchas de sangre y ventanas agujeradas por las balas.
Al poner un pie en la casa, se observan dos espacios principales: al frente una cocina que funciona también como área de comedor y a la izquierda un pequeño cuarto de entretenimiento. En el área de la cocina hay comida tirada en el piso: latas de refresco, leche, café soluble, ropa, cobertores desordenados y una pintura de unas manzanas rojas recargada en la pared. El desorden es tal que parece que ahí hubo un terremoto.
En el cuarto de entretenimiento hay mucha sangre embarrada en piso; parece que una cubeta de pintura roja fue derramada. Junto a la mancha se encuentra el letrero que indica el número de la morada: 1002.
Las paredes blancas recibieron decenas de impactos de balas. Las marcas apuntan hacia todas las direcciones. Hay un refrigerador desacomodado. Abajo de éste se visualiza un agujero que pudo simular un ducto falso de escape o el inicio de uno. Es muy pequeño. Apenas cabe una sandía.
A la derecha de la cocina hay un cuarto de lavado de ropa con dos máquinas de aseo; a la izquierda está la escalera que lleva al segundo piso.
Cada escalón sirve para entender la violencia desatada. Entre más se avanza más detonaciones aparecen en los muros pálidos. La casa tiene pantallas planas en cada cuarto, con servicio de paga satelital Sky.
A la derecha de la sala hay un patio que utilizaban para tender la ropa recién lavada y que sirvió para que algunos escoltas de “El Chapo” intentaran escapar por la azotea.
Los cuartos se ven batidos: camas volteadas, clósets vacíos, ropa en el piso, medicamentos revueltos, como si alguien hubiera tenido la orden de desacomodarlo todo y ponerlo boca abajo.
En uno de ellos se ven 4 DVDs de la segunda parte de la serie “La Reina del Sur”, protagonizada por Kate del Castillo; en otro se mira un uniforme camuflado. En otro de los baños quedó un tinte “Just For Men”, aún sin abrir, color castaño negro.
(Fotos: Archivo El Gráfico)