Estimados amigos de El Gráfico: Al momento de escribir esta colaboración me encontraba sumamente nervioso e inquieto porque el día de ayer, 2 de junio, hice mi debut en Teatro en Corto con una obra que yo escribí y que gira en torno a la relación con mi máscara.
Les comparto mi felicidad al realizar un proyecto más en mi carrera profesional. Hace unos días escribí en redes sociales que mi padre me dijo y me demostró que el personaje y la máscara de El Santo eran polifacéticos.
En la década de los años 50, cuando El Santo era poseedor de una enorme popularidad, se aventuró en la historieta y fue un rotundo éxito; ésta lo llevó al cine y el fenómeno se repitió, después su personaje llegó al circo.
Por si no lo sabían, El Santo fue domador de elefantes en el Circo Atayde y así, en cada propuesta que le ofrecían, él se aventuraba con el profesionalismo que lo caracterizó.
También jugó beisbol en el extinto parque del Seguro Social con artistas y comediantes, realizó festivales taurinos en diferentes plazas de toros de la República mexicana, Centro y Sudamérica.
Es de todos conocido que los últimos años de su vida también experimentó la faceta de escapista.
Hoy lo entiendo perfectamente porque no es fácil estar lejos de todos ustedes: su cariño, reconocimiento y aplausos son nuestro alimento.
Yo he realizado lo propio, pero más relacionado a mi carrera universitaria como comunicólogo, conduciendo secciones deportivas y de espectáculos en El mundo del espectáculo con Paty Chapoy cuando trabajaba para Televisa, después en una radionovela titulada Máscara contra destino.
Logré tener al aire Hablemos sin máscaras, un programa en ABC radio. Y en televisión realicé Experiencias con El Hijo del Santo con 64 programas de una hora.
Con una breve participación incursioné en teatro con mis estimados amigos los Mascabrothers y ahora voy por un reto más.
Quienes han tenido la oportunidad de asistir a este novedoso concepto teatral saben de qué les hablo y del éxito que han tenido aquí en México Lolita Cortés, Paco Lalas y Fernando Lozano, los promotores de esta novedosa propuesta.
La duración de cada una de estas historias es de 15 minutos y el público, al estar sentado a escasos 50 centímetros de distancia de los actores, se vuelve cómplice y parte de las diferentes historias.
Les confieso que estoy muy nervioso y muy entusiasmado de compartir en vivo esta corta temporada, en la que espero verlos.
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.