La higiene tiene un papel especial en la salud, sobre todo en la de los niños pequeños que se encuentran más expuestos a infecciones, que son demasiado comunes en el mundo.
“Estas infecciones pueden dar lugar a enfermedades y diarrea que pueden llegar a requerir hospitalización, por eso y hasta que el niño cumpla un año, hay que proteger su sistema inmunológico”, explica el doctor Jim Gray, del Hospital de Niños de Birmingham, en el Reino Unido.
LECCIONES DE VIDA
En los primeros meses, como padres primerizos e incluso de cuando en cuando entre los que ya tienen experiencia, surgen dudas y nadie debe pasar por alto la importancia de la esterilización de biberones y otros utensilios que se usan para alimentar al bebé.
Hay padres que creen que meter los biberones en un lavavajillas, esteriliza los biberones, pero no todas estas máquinas calientan el agua lo suficiente para eliminar la amenaza, y menos lo hace el lavar con agua y jabón las mamilas.
“Se necesitan temperaturas de al menos 90 grados para matar de forma rápida y fiable todas las bacterias que con mayor frecuencia afectan a los bebés”, indica Gray.
“Un esterilizador asegura que se alcancen las temperaturas adecuadas para eliminar todas las bacterias dañinas”.
LIMPIEZA NECESARIA
El doctor dice que existe la creencia de que una sobreprotección del bebé puede evitar un correcto desarrollo de su sistema inmunológico, enfermando más fácilmente. Pero esto es cierto sólo en parte, según el doctor Gray: “la esterilización de los productos de alimentación no impide la construcción de su sistema inmunitario”.
“El sistema inmunológico del bebé se va fortaleciendo poco a poco con la exposición a los gérmenes del hogar, aunque las bacterias que se encuentran en los productos de alimentación, el agua, la leche o incluso las manos, son más peligrosas”, advierte.
VERDADES HIGIÉNICAS
Con la esterilización se eliminan las bacterias llamadas “buenas”, pero esto no es preocupante, ya que el bebé recibirá todas las de este tipo que necesita, con su dieta. Muchos padres se preguntan si la esterilización es realmente necesaria en aquellas zonas donde el agua de la llave es segura para beber.
“La respuesta es sí, aunque el riesgo sea menor, el sistema inmunológico del niño es muy inmaduro en su primer año de vida... Además, las bacterias dañinas pueden ser transferidas de sus manos o de la leche que se queda en el biberón”, según Gray.