Alejandra Paz Landeros cumplió sus 15 años el 7 de abril pasado. Menos de un mes después, desapareció. Sus padres consideran que es una muchacha seria, con pocas amigas, miembro de la banda de guerra de su escuela.
El 3 de mayo pasado salió con rumbo a la escuela en su natal Teziutlán, Puebla. Iba con el uniforme escolar de la secundaria técnica número 24: blusa blanca, falda a cuadros pequeños color café claro, suéter café con el escudo escolar, calcetas blancas y zapatos tipo escolar con broche. Una mochila rosa a la espalda. En una de las bolsas, el teléfono celular. Aunque asistía al turno vespertino de la secundaria, debía practicar con la banda de la escuela para el desfile del 5 de Mayo, por eso salió antes.
Su madre la esperaba entre 7:45 y 8 de la noche aquel día. Pero Alejandra no llegó. Le marcó al celular; estaba apagado. Llamó a sus amigas, y éstas le informaron que no había llegado ni a la práctica de la banda de guerra, ni a clases. Desde entonces la buscan.
Su padre, Juan Carlos Paz, vive en la Ciudad de México. Él relata lo que pasó: “Es hasta el momento en el que no sabemos nada de la niña. Me han interrogado a mí, a mi mamá. Justo han interrogado a niñas amigas de ella, porque a todo esto el chiste es el mensaje, un mensaje que supuestamente la niña le mandó a la mamá”. El mensaje decía: “Mamá tuve que vender mi celular para irme con mi novio a Martínez de la Torre (ya en Veracruz). Vamos a vivir con su tía y vamos a trabajar”. El texto llegó desde un número desconocido, que después fue apagado.
Sin embargo, nadie conoce al supuesto novio. Ni las amigas de Alejandra, nadie.
La familia acudió a las autoridades para interponer una denuncia. Al inicio, la policía les dijo la consabida cantaleta de que deberían dejar pasar 72 horas para denunciar. La madre entonces se dirigió a la estación de radio local, donde comenzaron a difundir el caso. Finalmente, tras presiones, la mamá logró levantar la queja legalmente. Una niña de la escuela de Alejandra dijo haberla visto en la plaza, cuando un muchacho se la llevó a la fuerza. Esto ayudó a que se pudiera levantar la Alerta Amber, sin embargo, cuando la madre pidió ayuda al agente que llevaba el caso, éste siempre decía tener “mucho trabajo”. En otra ocasión, éste le llegó a decir: “De qué se preocupa, su hija se fue con el novio”. Finalmente, la policía aseguró que ya había entrevistado al muchacho, y éste dijo no conocerla, y mucho menos habérsela llevado.
Lo que más inquietó a la familia fue un segundo mensaje, desde un nuevo número, también desconocido. “Mamá. He escuchado la radio. Sé que me estás buscando. No te preocupes, yo estoy bien. Estoy con mi novio, me trata muy bien y lo quiero mucho. No me marques a mi teléfono, yo te marco, porque en el teléfono no hay señal”.
La familia se pregunta si quien envía los mensajes es en verdad Alejandra. Ya que primero escribió que iba a vender el teléfono. Luego que no tenía señal. Esto alarma aún más a los padres.
Alejandra podría estar en Puebla, o en Veracruz. También en Ecatepec, donde tiene familia, o la Ciudad de México. Están por cumplirse tres meses desde que desapareció. “Sólo queremos saber que se encuentra bien”, termina el padre.
Alejandra mide 1.50 metros, es delgada, tiene los ojos grandes, oscuros, la boca mediana y los labios delgados. El cabello es castaño, ondulado y antes de desaparecer lo llevaba a la mitad de la espalda.