El asesino de San Valentín

La roja 21/10/2016 05:00 Ricardo Ham Actualizada 12:16
 

Alejandro no ha olvidado aquella fiesta de cumpleaños para su hermano que tanto odio le despertaba. Apenas tenía 5 años, pero comenzaba a sentirse extraño en su familia, aún recuerda el enorme pastel, los globos multicolores  inflados a su máxima capacidad, la mesa atiborrada de regalos a los que no podía ni siquiera acercarse y las serpentinas que se entrelazaban con los hilos,  las gigantes letras de “FELICIDADES”. 

La  música infantil resonaba y hacía vibrar  las ventanas de la modesta casa de la familia Cota Quiroz. Todos reían y se sentían felices menos él, Alejandro no podía compartir la alegría, su mirada sólo alcanzaba a ver desde lejos  la sonrisa de su hermano mayor, su madre y hermana. 

No borraba de su mente el momento en que partían el pastel, la forma en que fue aislado de la mesa, aún resonaban en su mente los gritos que recibió para alejarse del reparto de las rebanadas. Con su pequeña estatura apenas alcanzaba a mirar los platos que pasaban sobre su cabeza, ni el olor dulce podía percibir. 

Alejandro llevaba en la mano un globo, su pequeño puño lo golpeó tan fuerte que reventó; el estruendo lo volvió al presente, buscó en sus manos el globo,  se sorprendió al encontrar un cuchillo en su lugar y sangre entre  sus ropas, lentamente volvió la mirada, los cuerpos de su madre y hermanos yacían muertos sobre la alfombra, Alejandro Cota Quiroz asesinó a toda su familia en la lejana noche del 14 de febrero de 1992.

La madrugada del día de San Valentín, en la colonia Parque de San Andrés, de la delegación Coyoacán, fueron encontrados 4 cadáveres a bordo de un automóvil compacto Renault Alliance, los restos fueron colocados en los asientos traseros y en la cajuela; todos presentaban varias heridas de armas punzocortantes, así como rastros de golpes con objetos contundentes, tres mujeres y un hombre eran las víctimas fatales, siendo el cadáver masculino el que extrañamente mostraba haber sido atacado con más saña.

Las investigaciones concluyeron que se trataba de la familia Cota Quiroz: Doña Lydia y sus hijos Claudia, Cynthia y el mayor, Héctor, sólo faltaba Alejandro, quien se mostró tranquilo al recibir la noticia del homicidio de su familia; en todo momento, aseguró no haber estado presente la madrugada del 14 de febrero ya que se encontraba festejando “el amor y la amistad” con unos amigos. 

El menor de los hermanos Cota se mostró desinteresado, poco afectado por el suceso, con una actitud tan extraña que pronto despertó sospechas entre los investigadores del caso.

Todas las pesquisas llevaban a que el cuádruple homicidio había sido planeado desde el interior de la familia, Alejandro era el principal sospechoso, el joven de 18 años no resistió la presión, decidió declararse culpable de los hechos, declaró  él junto con tres cómplices, uno de ellos presuntamente su amante. 

Los motivos que el joven homicida argumentó se basaban en el profundo odio y rencor en contra de su familia, en especial hacia Héctor, su hermano, quien según el asesino siempre fue preferido por encima de él por parte de su madre y hermanas, por lo que al asesinarlo le golpeó en la cabeza más de 30 veces con una llave tipo perico. 

Alejandro Cota se encuentra cumpliendo su condena en el Reclusorio Oriente, en Iztapalapa, Ciudad de México, uno de los cómplices falleció estando preso, mientras que el segundo partícipe aceptó bajo tortura, según él, los cargos por asesinato, el último de los cómplices, tras 20 años de los hechos, aún sigue prófugo de la justicia.

Google News - Elgrafico

Comentarios