La elección de las carreras universitarias es un asunto de sumo cuidado, un tema que corresponde al estudiante, pero que en la medida de lo posible, debe involucrar a los padres de familia y gente cercana.
Esto en un contexto en el que la orientación vocacional en México continúa siendo una asignatura pendiente y poco valorada.
Caminos sinuosos. En la actualidad, cerca de 40% de los jóvenes mexicanos que están en la posibilidad de estudiar una carrera universitaria no saben qué profesión van a elegir en el momento preciso.
La mayoría no lo hará con base en un estudio de orientación vocacional, por lo que estudiarán una carrera que esté de moda, se dejarán influenciar por sus familiares o amistades o estudiarán una licenciatura en la que creen que podrán ganar dinero, aunque carezcan de las competencias necesarias para desempeñarla.
"A futuro tendremos miles de profesionistas frustrados cuando se integren al ambiente laboral", opina la maestra Susana Salazar Gómora, coordinadora del área del Orientación Vocacional del Centro de Estudios Especializados de la Infancia (CEEPI).
Detalles e importancia. La especialista precisa que la vocación puede determinarse desde temprana edad, incluso desde la infancia:
"Desde muy pequeños comienzan a tener preferencia por determinadas actividades escolares o incluso en el juego se puede ver en qué están destacando o qué les apasiona (si son extrovertidos, gusto por la lectura, matemáticas, artes, diestros en el deporte, tecnología, etcétera), entonces es posible encaminarlos a lo que será su futura profesión".
Si la asignatura de orientación vocacional es tomada con seriedad, incluso desde primaria, con certeza cuando llegue el momento de elegir una profesión se hará con base en las competencias, los gustos y a la demanda laboral existente, dice la experta médica.
Hay una enorme cantidad de estudiantes que siguen la tradición familiar o los sueños de los padres y echan a perder sus capacidades y deseos personales al forjarse una carrera.