SIN RASTRO DE VIDA

Anuncian que ya no hay vida entre escombros, en Álvaro Obregón 286

Autoridades notificaron a familiares que la posibilidad de encontrar sobrevivientes es nula

(Foto: Eduardo Sánchez, El Gráfico)

La roja 28/09/2017 06:24 Jorge Arturo Sánchez Actualizada 11:56
 

La posibilidad de que haya personas con vida en el derrumbe de Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma, es nula, informó Ricardo de la Cruz, director de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, a los familiares de las personas desaparecidas. 

Hasta anoche, se habían sacado 24 cuerpos, según informó Valentín Oñate, vocero asignado del Gobierno de la Ciudad de México.

De esos 24 cadáveres, 19 ya han sido plenamente identificados. Los dos que no han sido reconcidos aún, son de un hombre y una mujer.

El duro golpe de la desilusión, después de horas de incertidumbre, se vio reflejado en los rostros de los familiares de Noé Escamilla, quienes tras enterarse de la triste noticia, se reunieron en silencio debajo de una lona en el camellón de la “zona cero”.

Otros aún esperan noticias y no planean irse hasta tenerlas. Tal es el caso de Juan Pedro Filomeno, quien junto con el resto de sus familiares esperan alguna novedad sobre Noemí Manuel García, de 21 años, que después de haber hecho su servicio fue contratada en un despacho de contadores ubicado en el cuarto piso del edificio. 

En la misma situación se encuentra Joaquín Estrada, quien espera noticias de su hijo Martín.

IRREGULARES

Ambas familias de los desaparecidos informaron que los acuerdos que tuvieron con las autoridades no han sido respetados.

Denuncian que los esclarecimientos que han solicitado con respecto al rescate de los cuerpos, no han sido tomados en cuenta.

Tal vez por eso, un grupo de científicos se acercó a la carpa donde descansan las familias para explicarles lo minucioso que puede ser el proceso de identificación.

En tanto, a unos cuantos metros del edificio, se podía observar una inmensa grúa para levantar losas pesadas, tiendas improvisadas y decenas de voluntarios y marinos yendo y viniendo.

En una de esas tiendas descansan los rescatistas españoles de la Unidad Militar de Emergencia, enfundados en sus trajes rojos, así como los bomberos de Bogotá, Colombia, quienes llevan cuatro días en el sitio.

Cada tres horas se relevan y en grupo ascienden a la torre de cascajo para seguir buscando personas.

Estiman que desde su llegada han sacado unos diez cuerpos. Y a pesar de que la fetidez es cada vez más penetrante, no descartan que de repente ocurra “un milagro”.

Aún es larga la lista de las víctimas que siguen atrapadas debajo de los escombros de lo que fue un edificio, así como la esperanza de las familias para recuperar a sus seres queridos. 

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