afectados

Tras las pérdidas por el sismo, familias inician de nuevo

El deber no conoce contingencias, ni temores. Afectados por el sismo regresaron a trabajar

(Foto: Cortesía Twitter)

Al día 05/10/2017 14:08 Yara Silva Actualizada 14:09
 

El 19 de septiembre, Roberto trabajaba en un despacho de contadores en el sur de la ciudad. Tras el temblor, los rumores de que varios edificios habían colapsado en la colonia Portales, lo obligaron a dejar su empleo e ir en busca de su familia.

Al llegar a la calle Tokio, a Roberto se le derrumbó el futuro. Tardó más de una hora en comprender que el domicilio por el que pagó mensualidades durante 13 años, había colapsado y con él, ropa, muebles y ahorros.

Él, su esposa y dos hijos, encontraron techo, comida y ropa en el albergue Benito Juárez. Hoy, es su familia quien lo anima a construir una nueva rutina de trabajo. Con ropa y zapatos ajenos ha regresado al trabajo sólo por la esperanza de poder rentar un cuarto en azotea.

Dice que preferiría una casa de un nivel para aminorar el miedo a vivir otro sismo en las alturas, pero el dinero que le han donado sólo alcanza para eso.

Sandra. Ella es una madre soltera y único sustento para su hija adolescente. El martes 19 fue el último día que trabajó en un negocio de comida de la colonia Prados Coapa. Ese día, se enteró de que el Colegio Enrique Rébsamen se había derrumbado.

La noticia la hizo salir en busca de su hija, quien estudiaba en una escuela aledaña; a ella la encontró bien, pero no al edificio donde habitaban.

Y es que ellas vivían a unos 100 metros del colegio, en lo que hoy es una fila de edificios fracturados ubicados en Prolongación División de Norte.

Dice que haber salido del trabajo fue motivo de enojo para los dueños del local donde trabajaba y la despidieron. Pero para ella, la preocupación por incumplir en su empleo quedó rebasada al saber que no podrían entrar más a su hogar.

Y sí, dentro quedaron sus muebles, ropa, documentos y diez años de pagos que aún no concluyen para hacerse dueña de uno de los departamentos del edificio 5.

Desde ese día, permanece en vigilancia en una carpa cerca del edificio dañado para evitar los robos. 

Andrés. Ese no es su nombre. Teme decirlo y enterar a sus jefes que ha dicho que lo obligaron a regresar a trabajar en un edificio con paredes derruidas, ventanas fracturadas y techos colapsados.

Él es empleado de un Hotel ubicado en la colonia Cuauh-témoc y recuerda que tras el sismo, salieron trabajadores y huéspedes a refugiarse en medio de la calle.

Desde ahí, vieron caer la estructuras y escucharon quebrarse las ventanas. También oyeron el crujido de un poste de concreto que amenaza con caer sobre una de las paredes del hotel.

Ese martes, cuando la tierra dejó de cimbrar, los huéspedes abandonaron el edificio y los empleados terminaron su día laboral a las 4:00 de la tarde.

Un día después recibieron la orden de volver a trabajar. Fue mayor el miedo a perder el empleo, que el temor de permanecer dentro de un edificio agrietado.

Y aunque no había clientes que se atrevieran a hospedarse en el hotel, los trabajadores del restaurante, vigilantes y demás empleados, debieron cumplir con su horario de trabajo.

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