En esta banquetera te puedes echar a una secretaria, a una diseñadora y hasta a una historiadora de una sola sentada.
Si estas banderillas fueran mujeres, estarían entre los mejores partidos del mundo: son extremadamente deliciosas, hechas con carne de la mejor calidad y capaces de dominar al mundo, así que ven y déjate enamorar.
Hace 20 años, Edgar Iñiguez Negrete quiso poner un negocio que le permitiera estudiar su carrera, en la Facultad de Contaduría, y trabajar al mismo tiempo. Se le ocurrió unir sus gustos y sus quehaceres para crear una serie de cinco banderillas capeadas, que esponjaran como si fueran para los dioses y con embutidos salados por dentro.
Nombrarlas con profesiones comenzó como un juego. Entre él y sus cuates empezaron a imaginar: la “secretaria” tenía que estar hecha de la mejor pierna... y queso; la “veterinaria” con nugget de pollo y queso manchego; la “diseñadora” de jamón, piña y queso; la “ingeniera” de jamón, salchicha y queso; la “historiadora” que sabe de todo a todo, de pierna, salchicha, piña y queso; la implacable “economista” de doble salchicha y la solemne “rectora”, sólo con queso manchego.
La idea y el sabor tuvieron tanto éxito que ya solo, Edgar inventó la Arquitecta, de salchicha y queso, y la Abogada con salami y manchego.
El secreto para que estas banderillas no tengan competencia, estén ricas y crujientes, es el toque de la abuela paterna de Edgar, quien aprendió la receta en un restaurante gringo que tenía.
Cada noche, el perfecto espesor del capeado sale a relucir porque no queda ni aguado ni espeso, sino en un punto perfecto que a temperatura exacta termina por freír las banderillas, acompañadas de catsup, mayonesa, mostaza y salsa, de buena marca.
Además de estas delicias, en Alitas Rodantes puedes encontrar alas de pollo adobadas y preparadas con blue cheese, mango habanero, miel mostaza, barbecue, y hierbas finas, tequila, así como capuchinos, frappés y esquimos.
“Hacer esto es una pasión. Mi familia y yo somos adictos a las banderillas; por eso la calidad del producto la escogemos como si fuera para nosotros. El amor está desde la preparación de la masa que hace mi mamá, hasta la presentación que les damos. Tenemos doctorado en banderillas universitarias”, comenta Edgar.