AGASAJO CON LA FLACA
Desfile de Día de Muertos en la CDMX
Más de un millón de personas se congregaron en Paseo de la Reforma para apreciar el paso de calaveras, danzantes y músicos
A. Rodríguez, T. Guerrero y E. Sánchez
Cuando el reloj marcó las 4 de la tarde, las calaveras bailaron un rato chum-ba-la, ca-chum-ba-la.
Al son de la cumbia, la muerte bailó para festejar su día. Los contingentes del Desfile del Día de Muertos iniciaron por segundo año consecutivo desde la Estela de Luz luciendo sus esculturales esqueletos por Paseo de la Reforma hasta llegar al Zócalo capitalino.
El evento organizado por la Secretaría de Cultura de la CDMX, el Consejo de Promoción Turística y la productora Anima Inc., fue preparado desde hace siete meses.
Seis vehículos alegóricos, siete carros empujables, más de 10 inflables gigantes y 710 voluntarios hicieron posible que el trayecto, que duró más de cuatro horas, alegrara a cientos de espectadores.
El primer segmento fue de carnaval prehispánico, en donde mariscales, catrinas, marionetas gigantes y parejas de calaveras rumberas salieron a mover el bote.
El segundo contingente fue el Carnaval de Calaveras, el cual al ritmo de música Celia Cruz, parejas de novios y cupidos en patines cumbearon durante todo el trayecto.
Para finalizar, después del segmento de catrinas y catrines, se armó el Gran Fandango de Calaveras, con el que los asistentes al avento —más de un millón según el gobierno local— se animaron aún más en esta gran fiesta.
Como apertura del evento, en honor de las víctimas y en agradecimiento a los brigadistas que durante los sismos del 7 y el 19 de septiembre apoyaron en los rescates, un contingente de brigadistas avanzó todo el trayecto con el puño levantado, acompañados de los caninos rescatistas que inauguraron el paseo.
VERBENA EN EL ZÓCALO
El punto final del recorrido fue en el Zócalo capitalino, donde miles de personas disfrutaron de la monumental ofrenda con figuras de “calaveras brigadistas” con el puño en alto, en homenaje a los fallecidos durante el sismo del pasado 19 de septiembre.
La Plaza de la Constitución lució con un “techo” de papel picado, un árbol de la vida y decenas de velas que iluminaron el camino de vivos y muertos en una noche que quedará en la memoria de los capitalinos, quienes vuelven a tomar el rumbo de su vida luego de los desastres naturales.