A casi siete meses del feminicidio de la doctora Jessica Sevilla Pedraza, su madre lanzó un llamado al gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo, para que este crimen no quede impune. Además, Juana Pedraza pidió a la comunidad: si alguien sabe algo sobre lo que ocurrió con su hija el 4 de agosto de 2017 que, por favor, hable. Hasta la fecha no hay avances en la investigación. Ésta se encuentra “congelada”.
La familia de Jessica ofreció una conferencia de prensa, en la que denunció que las autoridades no han investigado adecuadamente a la última persona que vio con vida a Jessica. Esta persona, ex pareja de la joven y con un hijo en común, declaró con contradicciones; sin embargo, “no se le ha molestado para nada. Sólo rindió su declaración, no se le ha molestado, no tiene orden de aprehensión. Nada. Entonces, también por eso la conferencia, para hacer un poquito de presión”.
A pregunta expresa, Juana narró que la familia pactó un tiempo de secrecía (es decir, no hacer declaraciones a la prensa) con las autoridades, para no entorpecer las investigaciones. “Pero ya pasó casi el doble de tiempo y no hay avances”.
DESAPARECIÓ EN LA CARRETERA. El 4 de agosto de 2017, Jessica Sevilla Pedraza, médica cirujana de 29 años y recién estrenada madre de un bebé de 18 meses, desapareció en la carretera.
Aquel día, Jessica entró a trabajar a las 7 de la mañana en el hospital de Xonacatlán. Regresó a comer a su hogar, en el pueblo de Otzolotepec. Y a la 1:40 de la tarde se fue rumbo a su consultorio, de reciente apertura. Tenía planes: estudiar la especialidad y mantener a su hijo, un bebé al que adoraba con toda el alma. Jessica era una mujer apreciada en su comunidad, entre sus colegas, por sus compañeros y vecinos. Era, sobre todo, una buena persona, un buen ser humano.
Después de que Jessica salió de su domicilio aquel día, sólo hay especulaciones. Pasaron las horas y al filo de las 7 de la noche, José Javier (ex pareja de Jessica) ingresó al hospital de Xonacatlán con una herida de bala. Fue atendido y luego se fue por propio pie (a pesar de que cuando ingresan heridos por arma de fuego, por ley se debe esperar un ministerio público).
Después, José Javier llamó a Juana, madre de Jessica. Le dijo que esa tarde había visto a Jessica, que alrededor de las 2:30 de la tarde ambos estaban en el carro de ella, platicando en una gasolinera del barrio de San Antonio, cuando “hombres armados” se acercaron, subieron al auto de la joven y se los llevaron a la fuerza.
Después, según el dicho de José Javier, los criminales lo habrían bajado del auto en la comunidad de San Agustín Huitzitzilapan, en el municipio de Lerma, y le habrían disparado antes de llevarse a Jessica.
Juana y su esposo se dirigieron al ministerio público de Xonacatlán, pero los agentes se negaron a levantar la denuncia. Alegaron que debían pasar 72 horas; ello a pesar de haber un herido de bala de por medio.
HALLAN EL CUERPO. Dos días después, el 6 de agosto, el cuerpo de Jessica fue hallado a unos kilómetros de San Agustín. La cabeza estaba desprendida del cuerpo, a unos cuantos metros de distancia, con herida de bala.
Durante esos primeros días, José Javier cambió su versión en varias ocasiones. La primera vez aseguró que vio a Jessica a las 2:30 de la tarde; luego que pasadas las 5:40 de la tarde. Se realizó una reconstrucción de hechos; cuando fueron al lugar donde supuestamente le habrían disparado, no se halló ningún casquillo.